Lo confieso, yo nunca fui partidaria del cepillo de dientes eléctrico.
Cuando varios de mis familiares lo empezaron a utilizar, tengo que deciros que era tal la alegría que manifestaban que a veces dudaba.
Sin embargo, entre mis encías sensibles y una luxación de mandíbula que me hacía algo incómodo pensar en que la vibración pasara a la mandíbula y me provocara dolor, no me decanté por él.
Tengo que decir que siempre he oído que los cepillos de dientes son de dos tipos: Oral B y el resto.
Desconozco por qué motivo se dice esto, pero lo he escuchado a menudo.
El cepillo me encanta, es de color verde (es una chorrada pero no está de más decirlo…) y además no ocupa nada, ni el cepillo ni el cargador, cosa importante para los viajes, porque con cabezales extras podemos llevar uno sólo y utilizarlo toda la familia.
Pero hablemos del uso.
Creo que ya no vuelvo a utilizar los cepillos convencionales…
Para empezar, no daña las encías como yo pensaba, pero además la limpieza es tal, que parece de verdad cuando sales del dentista, después de una limpieza que te da miedo hasta comer por perder esa suavidad en los dientes…
Respecto a mi temor con el dolor de mandíbula, no nos engañemos, me resulta más cómodo utilizar el cepillo de dientes convencional pero no es casi molesto.
Así que no me queda otra que reconocer mi error, y deciros que efectivamente merece la pena utilizar el cepillo eléctrico. Los dientes están blancos, limpios y sanos.
Y además he descubierto una nueva pasta de dientes, de la que os hablaré muy pronto que forman el equipo perfecto!!!
Y vosotras ¿utilizáis cepillo de dientes eléctrico? ¿por qué?