Cosas que nadie me contó cuando empecé a correr

Hace un par de días publicaba en el blog de ASICS un post titulado igual que este «Cosas que nadie me contó cuando empecé a correr». He recibido muchísimos mensajes agradeciendo algunos de estos consejos y preguntándome muchas otras dudas, así que me ha parecido interesante compartir aquí también algunas de las cosas que os contaba en él.
Susana Garcia ASICS FRONTRUNNER
Foto: © Andy Stalman
Empezaré diciendo que no soy quien para dar consejos. Hay entrenadores y profesionales que os pueden aconsejar mucho mejor que yo y con más rigor.
Sin embargo, se trata de «consejos» de los que le das a una amiga tomando un café y te hace preguntas sobre cómo empezar a correr. Y como siempre, os lo cuento, con la condición de que lo toméis sólo como eso 😉

No tengas prisa

Contaba en el otro post que no recordaba cuantas veces había tenido (y aún tengo) la misma conversación:
– No sé cómo puedes correr. Si yo voy de aquí a la parada del autobus y me ahogo».
Normalmente mi interlocutora (suelen ser mujeres) se queda perpleja cuando le cuento que yo también me ahogo si salgo corriendo porque se me escapa el autobús. Y es algo que todos deberíamos aprender antes de dar la primera zancada: No se trata de salir corriendo disparada. No se trata de ir «como pollo sin cabeza» e intentar batir un récord de velocidad en los primeros metros del entrenamiento.
Todo lo contrario. Hay que empezar poco  a poco. Yo, durante dos años hacía el primer kilómetro caminando (también es verdad que los dos primeros suelen ser cuesta arriba en la zona donde corro habitualmente). Ahora corro desde el principio pero a ritmos mucho más lentos, hasta que el pulso, la respiración y el cuerpo se van acostumbrando.
De hecho en las carreras empiezo a disfrutar (o a no sufrir) a partir del tercer kilómetro. Decía John Bighman que muchos corredores abandonan justo cuando el cuerpo se está habituando a correr,… sin saber que luego ya cuesta menos.
 

Lo buenos, si breve…

El tema de las distancias es algo que está haciendo mucho daño, sobre todo a través de las redes sociales.
He escuchado a personas que llevaban dos meses corriendo decir «Sólo he corrido 5km»… PERDONA….¿SÓLO?
Hemos logrado normalizar las distancias y no deberíamos perder de vista que correr un sólo km es na barbaridad… y tiene muchísimo mérito.
Empieza con distancias cortas. Con las que tú te sientas cómoda. No te dejes llevar por lo que veas en las redes sociales y presta más atención a tus sensaciones o posibles molestias. Olvídate de la palabra «sólo».
Aún recuerdo cuando llevaba un año corriendo y se me acercó una amiga para preguntarme cuánto corría cada día.
«No lo sé», contesté yo. «Depende… 5, 6 ó 7 kilómetros, los días que corro».
Ella me contó que llevaba 3 años sin correr pero que quería volver a hacerlo. A la semana siguiente me hablaba de 12 kilómetros como la cosa más normal del mundo. Yo, asombrada, pensé que estaría en mejor forma, o que yo sería simplemente más lenta… que «sólo» corría 6 kms… pero conseguí no hacer comparaciones y seguí con mi plan, y guiándome por mis sensaciones.
Un mes después, mi amiga se había lesionado. Había forzado demasiado. Desde entonces, lleva otros 2 años sin poder correr. Y no sabéis cuánto lo siento, pero me sirvió de lección, por eso os lo cuento. Es muy fácil dejarse llevar por lo que hacen otros.
Hay quienes recorren más distancia pero a ritmos más lentos y quienes prefieren hacer menos kilómetros e ir mejorando en velocidad. Cada uno tiene sus propias circunstancias, su cuerpo y su tiempo. Nunca midas tus avances con la «regla» de otra persona.

Camina, corre y camina

No tengas vergüenza de caminar algunos tramos para recuperar el aliento.
No pasa nada por alternar caminar y correr. E incluso, no pasa nada si no corres.
Muchas amigas me han dicho agobiadas «es que soy incapaz de correr» y siempre contesto lo mismo «Pues no corras».
No hay necesidad. Es verdad que a mi me ha cambiado la vida y me ha enganchado, pero no tienes por qué correr si no te gusta o si no puedes. Caminar es un deporte con menos riesgo de lesión e incluso me atrevería a decir que pierdes más peso caminando que corriendo (al menos al principio) porque puedes hacer más distancia y aguantar más tiempo.
Te aseguro que, con lo que cuesta a veces salir a correr cuando te encanta, no debe ser nada fácil hacerlo si realmente no te gusta. Nadie se levanta a las 7am un domingo lluvioso y se pone las zapatillas (o al menos no lo mantiene en el tiempo)  si su única motivación es cuidarse o bajar la pizza que cenó ayer. Esas locuras, esos sacrificios se hacen cuando a uno le encanta correr… y aún así, a veces cuesta horrorres, créeme.

Estira, estira y estira

Existen muchos runners que presumen de no necesitar estirar después de un entrenamiento pero la verdad es que la recuperación es totalmente distinta. Estirar ayuda a los músculos a recuperarse y a estar más fuertes.
No necesitas estar una hora estirando si no puedes, pero estira siempre, aunque sea un ratito. Tendrás menos agujetas, podrás correr más a menudo y a la larga, lo agradecerás.

El entrenamiento invisible

Por suerte me hablaron de él cuando me hizo falta.
Yo pasaba semanas que incluían 2 días de entrenamiento funcional, uno de boxeo, otro de kickboxing, corría 3 ó 4 días por semana y los domingos me apuntaba a carreras. Fue una época fantástica pero alguien me alertó de qué necesario era ese «entrenamiento invisible», que tiene que ver básicamente con la nutrición y con el descanso. Se trata de obtener mejoras en el rendimiento sin que parezca que estás haciendo nada… cuando lo estás haciendo 😉
Desde que me lo contó he podido comprobar que, muchas veces, llegar descansada a una carrera o entrenamiento, puede hacerte un bien mayor que llegar «sobreentrenado».

Invierte en lo importante

Esto es algo parecido a cuando tienes hijos. Te vuelves loca comprando cosas que luego te das cuenta que no necesitas.
Cuando empiezas a correr inviertes en ropa de abrigo o en cosas que no necesitas. Con el tiempo vas aprendiendo lo que necesitas y lo que no. Yo me compré ropa de abrigo que jamás utilizo, por ejemplo. Ahora, con el tiempo sé lo que necesito.
Así que invierte, eso sí, en dos cosas fundamentalmente: en unas buenas zapatillas que te aseguren amortiguación, confort y eviten lesiones, y por supuesto, en una prueba de esfuerzo que te asegure que todo esté en orden.

Elige el mejor combustible

A la hora de correr es importante que el cuerpo tenga la «gasolina» que necesita, pero también es necesario que esta «gasolina» sea de calidad.
Yo descarté hace tiempo lo de correr en ayunas, por ejemplo. Es verdad que a veces te sientes mejor, más ligero, que dicen que adelgaza más… pero el organismo corre riesgos y la nutrición puede incluso, evitar lesiones. Así que hay que asegurar los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios.
Los días previos a las carreras hay que cuidar al máximo la alimentación, intentar no llegar con kilos de más, y evitar molestias en el estómago durante la misma, pero ojo, el resto del tiempo también hay que mantener el cuerpo sano para asegurarnos un buen rendimiento.
Prometo hablaros más de la alimentación, que últimamente me preguntáis mucho 😉

Mantente hidratado

Otra de las cosas que son esenciales. El cuerpo debe estar hidratado para rendir, para evitar problemas y para poder mantenerse sano.
Si tenemos en cuenta que esto además, nos ayuda a perder peso y a cuidar la piel, debería ser obligatorio, no?
A mi me cuesta mucho beber agua, pero estoy buscando pequeñas ayudas como las aguas con sabor (sobre todo la azul y la naranaja que véis en IG cuando salgo de entrenar), o alguna infusión.

Correr no es sólo correr

Si quieres correr mejor, y evitar lesiones tendrás que hacer algunos «deberes» a parte.
Ejercicios que ayuden a mantener fuertes los abdominales, los brazos, la espalda… todo ello ayuda mucho más de lo que podéis imaginar, a correr mejor y a evitar lesiones.
 
Espero que os hayan gustado los consejos. Recordad tomároslos como lo que son, consejos de amiga y buscad ayuda de profesionales para los consejos más serios.