Acabo de leer en la cadena BBC, que según un estudio reciente, se ha comprobado que la cafeína absorbe los rayos la luz y protege contra ciertos tipos de cáncer.
Según este estudio, beber café, o ponerlo directamente en la piel, podría reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer de piel.
Según los resultados de la investigación, publicados por la Academia Nacional de las Ciencias de EE.UU. (PNAS), la cafeína modifica la actividad de la proteína involucrada en la multiplicación de las células dañadas en su ADN.
Estas células son, precisamente por estar dañadas, las que tienen más probabilidad de convertirse en células cancerígenas.
Sin embargo, no nos volvamos locos, porque ni esto quiere decir que los que beban café puedan tomar el sol libremente, ni los resultados han sido probados a largo plazo.
Lo que sí me temo es que este estudio puede revolucionar la industria de los protectores solares en poco tiempo, y ello, siempre irá en beneficio de los consumidores.
En investigaciones anteriores ya se había visto que beber una taza de café diaria inhibiría la enzima de proteína llamada ATR, clave en la multiplicación de células de la piel dañadas por los rayos ultravioletas. Al ser neutralizada, se «rescata» a las células dañadas.
En esta investigación se utilizaron ratones modificados genéticamente para reducir la función de la proteína ATR, imitando así el efecto de la cafeína en el cuerpo, y los expusieron a los rayos ultravioletas.
Los animales desarrollaron tumores en la piel tres semanas más tarde que los otros ratones.
Después de 19 semanas de exposición, los ratones modificados desarrollaron un 69% menos tumores en la piel y cuatro veces menos tumores invasivos que el grupo de control.
Sin embargo, después de 34 semanas de exposición a los rayos ultravioletas, todos los ratones desarrollaron tumores.
Así que como dijo Allan Coffey, investigador de la Universidad de Rutgers de Nueva Jersey, EE.UU., y uno de los autores del estudio: «no es una protección de 100% para siempre».
Así que resumiendo, se trata de un nuevo avance científico extraordinario que, sin embargo, falta probar en humanos y ver si, además de reducir el tipo más común de cáncer de piel (el carcinoma espinocelular), no tiene efectos adversos en la incidencia de otros cánceres de piel.
Así que, de momento, la única forma de protegerse contra el cáncer de piel, es tomar el sol de forma responsable y protegerse con las cremas y ropa adecuada.