A estas alturas media España está camino de un centro comercial para hacer sus últimas compras.
Me llama la atención que muchos, agobiados por las multitudes que se agolpan en cada caja, corner y departamento de tiendas y centros comerciales, acaban comprando regalos un poco por desesperación y lo que empezó siendo un regalo pensado, cuidado y dedicado, acaba siendo un «comprar por comprar», víctimas del agotamiento y las prisas.
El otro día me hablaron de la idea de regalar aceite de oliva y, no solo me pareció fantástica, sino que reconozco que cuando me lo han regalado a mí, me ha encantado la idea.
Suele tratarse de aceites más especiales y de mayor calidad de los que una tiene a mano en la cocina y de esos que se disfrutan junto con unas tostadas a primera hora de la mañana.
Personalmente soy más de aceite de oliva virgen extra, pero cualquier aceite de oliva posee las cualidades saludables, y beneficiosas para la salud que lo acaba convirtiendo en un regalo original y con mucho glamour.