Superado mi disgusto por el revival de los regalos en las revistas, hoy vuelvo a estar indignada.
La causa es bien distinta, claro.
Día 1 de julio… Empiezan las rebajas!!
Y cómo la exaltación rebajil de los primeros días, me pilla fuera de Madrid, pues me disponía a echar un vistazo vía internet.
Y como soy incapaz (pero incapaz de verdad…) de no pasar por la sección de perfumería, pues allá voy nada más empezar.
Y antes de empezar a ver qué ofertas hay, pues me encuentro con este anuncio:
Y claro, una que viene de la playa, con bolsa de patatas fritas incluída (que si no la playa no sería lo mismo), y de tomarse un arrocito, pues no puede evitar soñar con lo que prometen: ¿7 días de dieta sin hacer dieta?
Lo quiero, bueno, no lo quiero: lo necesito.
Y una sabe que es imposible.
Y una sabe que tiene el baño lleno de cremas reductoras y anticelulíticas abandonadas.
Y una sabe que en todos los prospectos añaden la frase que estamos deseando no leer «La aplicación regular del producto debe ir siempre acompañada de una dieta baja en grasas y ejercicio diario»…
Y una sabe que es una tontería pagar 88 euros por algo que no vas a utilizar… y eso que lleva descuento…
Pero una vuelve a leer la frase una y otra vez: «Reducir sin régimen en 7 días» y se mira y no puede evitar pensar en coger el bolso e irse corriendo a comprarlo….
Afortunadamente, estoy de viaje y podré superar la «exaltación rebajil» de los primeros días, y así, de paso, ahorrarme un dinerillo.
¿Qué os parece? ¿Os pasa también a vosotras?