No recuerdo qué actor norteamericano decía que para que un matrimonio sobreviviera con el paso de los años, lo más importante era tener baños separados. Pero os aseguro que si además, uno de los dos tiene un blog de belleza, la cosa se pone aún más seria…
Yo intento ser buena y ordenada, os lo prometo, pero los productos por probar que se acumulan en toda la casa, hacen que la encimera del baño sea un lugar… ¿cómo lo diría?… ¿Inhabitable? ¿Caótico? Sí. Eso es. Absolutamente caótico.
El otro día me reía mientras imaginaba la cara que pondría mi marido al encontrar junto a la ducha un bote de «Champú de cebolla». Y con toda la razón. Ahora os cuento mi experiencia pero el nombre, no nos engañemos, asusta un poco.
De hecho, yo (que ya había leído y os había contado sobre este producto) me mostré un poco reticente al desenroscar el tapón… lo acerqué a la nariz y comprobé que no oliera nada, absolutamente nada, a cebolla. Por supuesto que la fragancia es la de cualquier otro champú y la eficacia me gustó bastante.
El champú de cebolla de Nuggela & Sulé trata de recuperar los remedios tradicionales, en especial todos los beneficios de la cebolla, y no contiene parabenes. Se puede utilizar, como es lógico, a diario y en todo tipo de cabellos.
Aunque yo no tengo problemas de caída de cabello (y no he podido comprobar su eficacia en este sentido), sí que es verdad que el pelo queda hidratado y con fuerza.
Así que me parece absolutamente recomendable y sobre todo para las que tengáis problemas de caída.
El precio, ya os lo conté en el otro post, es de 19,90 euros.