Allí estás tú, tumbada intentando saborear ese momento sin preocupaciones, sin tener que pensar en reuniones, en trabajo, en niños, … cierras los ojos y es cuando escuchas «¿Con qué champú te lavo?»… y dices tímidamente: «Normal… estooo…champú normal».
En mi caso se trata de una mezcla de desconexión con el mundo exterior y de desconocimiento… porque la pregunta viene a ser como cuando el camarero te pregunta qué quieres de postre y ambos sabéis que le vas a contestar con otra pregunta… pues aquí lo mismo.
Le preguntarías qué tipo de champú tiene y en mi caso, que casi, casi, piso la peluquería únicamente para ponerme mechas, le pediría un champú que me mantuviera el color… pero como os digo, no lo hago.
Así que le he dado importancia a los champús para proteger el color en casa. Era algo que antes no me parecía tan importante, pero que con los años, el pelo sometido a cloro, sol y todo tipo de sufrimientos (secadores, planchas, …) acaba necesitando.
El último que he probado y que me ha gustado es Brilliance de Wella.
Si bien no puedo comprobar que el color se ha mantenido intacto (porque es imposible comprar a no ser que me lavara media cabeza con ese champú y media con la otra), el champú me ha gustado mucho.
Noto el pelo, además de limpio, suelto, con cuerpo y con suavidad.
El precio son 11,80 euros, que para quien necesita este tipo de productos no está tan mal.