Todos sabemos que la comida está muy ligada a las emociones. Y ello tiene su lado positivo cuando somos capaces de disfrutar de ella en buena compañía o saboreando cada uno de sus ingredientes, pero también su lado negativo cuando la ansiedad, tristeza o alegría se convierten en excesos que después pasan factura.
Artiem Fresh People, creadores del proyecto gastro sostenible APORTAM, me ha enviado una interesante propuesta para aproximar la salud nutricional al tan de moda, ejercicio del mindfulness. Se trata de prestar atención no solo al «qué comer», sino al «cómo comer».
Estos son algunos consejos sencillos para hacer de la comida un momento placentero pero además, saludable:
* Una vez sentada a la mesa, concéntrate en tu respiración.
Te ayudará a ser consciente de lo que vas a comer.
* Presta atención a cada sabor, y fíjate en los cambio de intensidad de la comida al entrar en contacto con tu papilas gustativas.
* Permite que cada bocado despliegue todo su sabor. Mastica despacio.
Dicen que comer despacio puede descubrir sabores inesperados. En Turquía existen catadores de agua, capaces de distinguir la fuente de que proceden tan solo probándolas.
* El olfato juega un papel decisivo a la hora de disfrutar de una comida y si no prueba a taparte la nariz cuando vayas a degustar tu plato favorito. Así que deleitate con los aromas de cada plato.
* Observa la presentación, los colores y texturas de los alimentos.
* Come despacio y de forma moderada. Recuerda que la sensación de saciedad tarda en llegar al cerebro.
* Intentar compartir el momento de la comida con familiares o amigos.
* Elige productos que sean saludables para tu organismo pero también para tu planeta. Procura apoyar al productor local.
* Desconecta tus aparatos mientras comes: apaga la televisión, guarda el móvil, cierra el portátil, el tiempo reservado a la comida es exclusivamente para comer.