Hace cuatro años después de desayunar y recibir los regalos que mis niños habían hecho en el cole para el Día de la Madre, una ambulancia irrumpía en mi casa, y yo pasaba el día de la madre sola en la sala de espera de un gran hospital.
Por suerte no fue nada grave y, después de un «romántico» fin de semana rodeada de médicos, todo volvía a la normalidad.
No había vuelto a pensar en ello. Tengo una asombrosa capacidad para olvidar cosas que no quiero que permanezcan en mi memoria pero ayer, al planificar el día de la madre y pensar en años anteriores, sin querer, lo he recordado.
Pese a que todo acabó bien, pasé el día de la madre sin mis niños y sin mi madre, y eso, me hizo cambiar mi forma de ver este día y valorar que, de verdad, el mejor regalo para mi es disfrutar este día con ellos.
Las que me leéis desde 2009, sabéis que hay dos días al año en los que no escribo en el blog: el día de Reyes y el Día de la Madre que son, enteritos para mis pequeñas fieras.
Sin embargo hoy quiero escribir un post para aconsejaros algo. Y esta vez no se trata de una crema, una sombra de ojos o un perfume.
Hoy quiero que penséis en vuestra madre.
Los que tengáis la suerte de estar con ella, demostrarle vuestro cariño.
No hace falta un gran regalo, solo un beso, un achuchón, o cualquier detalle que le haga saber que es la persona más importante de vuestras vidas.
Si la tenéis lejos, no dejéis de llamarla. Hoy en día no hay excusas.
Los que no la tengáis aquí, recordadla e intentad pareceros a ella. Es el mejor homenaje.
Y las que seáis mamás, disfrutad del día, de vuestros hijos, de una comida familiar, de un abrazo, de cualquier cosa, pero disfrutad, disfrutad, disfrutad y mucho.
Y aunque sea incómodo, no podemos olvidar que en medio planeta hay niños que no podrán abrazar a sus madre y madres que luchan diariamente por la supervivencia de sus hijos, que caminan kilómetros con sus hijos enfermos hasta un hospital…
No habría nada más bonito que dedicar el Día de la Madre a ayudarles, a pensar en ellos,… tenemos muy cerca el desolador paisaje de Nepal que nos transmiten los telediarios, como para dejar de coger el móvil ahora mismo y enviar un SMS al 28092 con la palabra AYUDA. No cuesta nada.
Hoy también habrá madres que pasarán el día en un hospital cuidando a sus pequeñines con cáncer, o cualquier otra enfermedad, de esas que no deberían existir jamás bajo la piel de un niño.
Madres que no necesitan un regalo comprado en un gran almacén y para las que una sonrisa puede llegar a suponer el regalo más valioso del mundo. Aprovechemos este día para colaborar con organizaciones como Juegaterapia o compremos nuestros regalos a través de Unicef.
Pero os pediría algo más. Os pediría que hoy, y cualquier otro día, echarais un vistazo a vuestro alrededor y os fijarais en todas aquellas madres cuyas vidas no son fáciles. Sea por una enfermedad, por la maldita crisis, o porque atraviesan una mala situación personal, familiar o emocional,… No tienen que ser grandes problemas, y tal vez solo necesitan una mano en el hombro, una sonrisa de complicidad, un «aquí estoy» o un «no estás sola»… Pensemos en ellas y hagámosles la vida más bonita, más fácil.
Feliz Día de la Madre.