Iba yo corriendo, acelerada como siempre, por la calle Serrano, intentando llegar no muy tarde a la presentación del nuevo producto de Kiehl´s, cuando en la esquina con la calle Goya un grupo de chicos y chicas con el famoso chaleco de la Cruz Roja se cruzaron en mi camino.
Una de ellas me preguntó si conocía la Cruz Roja, y yo, que pese a la urgencia, soy incapaz de no pararme en estos casos, le dije que sí.
Además de ser socia de Cruz Roja desde hace años, el día antes había visto la luz el vídeo de Cruz Roja, Vichy, y el Colegio de Farmaceúticos en el que tuve el honor de participar y difundir un poquito el mensaje de la protección solar.
A Marta, que es como se llamaba, le daba la risa, ¡vaya casualidad!
Pese a todo me gustó escuchar su mensaje y le dije que si podía ayudar a difundir cualquier mensaje a través de este humilde blog, estaba a su disposición.
Lo que ella me transmitió era la necesidad de dar a conocer la labor de la Cruz Roja porque al haber perdido muchas de las ayudas que recibían desde las instituciones, y al haber incrementado las ayudas que presta la Cruz Roja a los ciudadanos, por culpa de la crisis, necesitan cada día más socios.
Las ayudas pueden ser pequeñas, pero cualquiera es bien recibida.
Yo, de hecho, si no fuera porque recibo cada año el justificante, ni recordaría que soy socia…
Así que aquí os dejo con el enlace a la web, donde podéis encontrar las distintas formas de colaborar, así como información sobre su labor (aunque no creo que exista persona en el planeta que no la conozca…) por si os animáis: Cruz Roja, tal y como le prometí a Marta, la verdadera «chica de la Cruz Roja».