Lady Di y yo

Era sólo una niña de 8 años.
Unas anginas me dejaron en casa sin ir a la playa, y pude ver en directo la boda de Lady Di y el Príncipe Carlos…
Por aquel entonces, Disney no había inventado las «princesas disney» y las niñas soñábamos con princesas de verdad.

Tal vez esa fue la razón (o tal vez no) de la fascinación que siempre me produjo Diana de Gales.
Parece que da pudor reconocerlo hoy en día, pero el número de portadas en revistas y la cantidad de ejemplares vendidos cuando ella las protagonizaba, ponen de manifiesto que yo no era la única que admiraba a la princesa Diana.

Años más tarde, la noticia de la muerte de Diana me encogía el corazón y viendo los funerales y lo que el pueblo británico lloraba por ella, una imagen se quedaba en mi retina para siempre: un sobre sobre el féretro con la palabra «Mom».
Fue una imagen tan terrible, tan emotiva y tan intensa que creo que no la olvidaré nunca.
Hoy, uno de esos pequeños se casa y yo me planteo el tiempo que ha pasado y la huella que dejó Lady Di, que tantísimos años después, sigue presente en la mente de todos.

Así que me gustaría dedicar estas lineas a una «princesa de verdad», a una mujer que supo llegar al corazón de los ingleses y del mundo en general.