[tps_header] La historia no es nueva. Hace tiempo en un episodio de Los Simpson, Lisa promovía la creación de una muñeca que se alejara de los esterotipos de la muñeca de moda, Stacy Malibú (parodia bastante evidente de Barbie).
Su nueva muñeca, Lisa Corazón de León, era más real, más inteligente y vestía como las niñas de su entorno.
El encargado de convertir esta historia en realidad ha sido Nickolay Lamm, un artista y diseñador que tomó las medidas estándar de las chicas de 19 años en Estados Unidos y decidió crear una muñeca que se pareciera más a ellas.
A las 24 horas de presentar su proyecto, consiguió por crowfounding la cifra que necesitaba (95.000 dólares) y pudo poner en marcha la creación de la que promete ser un éxito de ventas estas Navidades.
No hace falta que os cuente a estas alturas lo que pienso acerca de este tipo de iniciativas. Creo que nos movemos en terrenos muy peligrosos y las adolescentes de hoy en día están sometidas a unos estereotipos cada vez más absurdos.
Mostrar y demostrar a las niñas que la belleza no tiene que ir unida necesariamente a la talla más pequeña, y que la salud a veces está reñida con esas medidas imposibles que vemos, no solo en Barbie sino también en televisión, son temas que ya sabéis que desde aquí defenderé con uñas y dientes.
Pero insisto, tan peligroso como las medidas de Barbie, son las portadas de revistas donde se habla de los kilos de más de una famosa, o series infantiles como las Monster High, con medidas que dejan corta la delgadez de Barbie, y conversaciones sobre la importancia de ser popular en el colegio, y que, como madre de una niña de 6 años me parecen mucho más dañinas…
Pero volvamos a Lammily, la muñeca de medidas reales.
Una de las cosas más curiosas es que ofrece un set de pegatinas con cicatrices, estrías, picaduras de mosquito, celulitis, rojeces, tiritas, gafas, acné, lunares, talones agrietados… me encanta.
No solo, como necesidad de que la muñeca se acerque a la realidad, sino como guiño a esas niñas que tienen alguno de estos problemas y pueden tener una muñeca que les haga entender que eso es normal. El precio de este kit de pegatinas es de 6 dólares.
Y aclaro que no tengo nada en contra de Barbie. Yo misma jugué con mi Barbie Superstar y fui capaz de no dejarme influenciar por ello, pero admito que las generaciones más pequeñas están sometidas a muchos más impactos publicitarios y de imagen y ello, sin duda alguna, exige algunos cambios en la sociedad. Incluída la muñeca rubia más famosa del mundo.
Os dejo con las fotos de Lammily y os reitero mi apoyo a cualquier iniciativa que promueva una belleza real, con sentido común y lejos de las medidas imposibles que a menudo nos rodean.
Ahora toca comprobar si las madres son capaces de apostar por este tipo de juguetes y aportar su granito de arena para cambiar de una vez por todas, el mensaje que reciben nuestras pequeñas.
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