La verdad es que uno de los productos de maquillaje que más utilizo es una sombra de ojos base, en tono blanco, nude (casi se me escapa «color carne», qué falta de glamour la mía…) o beige.
A lo largo de los años he cambiado de forma de maquillarme, de productos, pero siempre, siempre, siempre he llevado una sombra de ojos base en estos tonos.
La suelo aplicar en todo el párpado, insistiendo debajo del arco de la ceja, para hacer el ojo más grande y en la zona central del párpado móvil, porque favorece muchísimo.
Pero pese a que es un must, no me resulta fácil encontrar una sombra de este tipo que me guste (deben ser manías de la edad…).
Para enamorarme tiene que cumplir una serie de requisitos:
1.- Que no tenga brillo de ningún tipo.
Alguna vez me he aplicado alguna con algo de brillo pero para todos los días, no me vale.
2.- Que no sea blanco nuclear.
Una temporada utilicé una de color blanco radiante de The Body Shop y, aunque me sirve para una emergencia, tampoco queda natural.
3.- Que dure bastante.
Si a los dos minutos la sombra desaparece, tampoco me sirve, obviamente.
Acabo de terminar una, la mejor que he tenido en mi vida, de MAC, de la colección Surf Baby! y ahora me disponía a buscar una nueva sustituta que estuviera a la altura.
Y entonces llegó Bobbi Brown para rescatarme. Y lanzó las Sheer Brights Eye Shadows, en tres texturas: metálica, brillante y mate. Y es esta última la que necesito.
Los colores son muy suaves, muy bonitos para aplicar como sombra base, y otros como sombra de color.
SOMBRAS MATE: Burnt Rose, Sea Glass, Peach Cloud, Sunrise Pink, Cornflower, Sweet Pink, Pistachio
SOMBRAS BRILLANTES: French Blue, Berry Sorbet, Pink Slip, Golden Amber
SOMBRAS METÁLICAS: Hazy Lilac, Aegean Blue, Bubbly, Linen