De coronas, princesas y reflexiones

Hace unos meses la pequeñina me pidió que le pusiera por enésima vez su disfraz de princesa para ir a casa de una amiga.
Al salir de casa, como salimos de casa las madres con dos niños, a carreras y volviendo a por el móvil que teníamos cargando  en la cocina, volviendo a entrar porque uno quiere ir al baño, con el bolso, la mochila, la bolsa de los porsiacasos y unas bailarinas por si los tacones te hacen daño, se nos olvidó la corona que acompañaba al disfraz.
Una vez en el coche, ya lejos de casa, la pequeñina que ejercía de princesa como la que más, se dio cuenta de que no llevaba corona y después de balbucear un poco comenzó a llorar.
Su madre, es decir una servidora, sacó la inspiración de ese lugar mágico de donde la sacamos las madres y le dijo que no se preocupara, que las princesas de verdad no llevan corona. Bueno, realmente la llevan pero es invisible.
No sé cómo se me ocurrió aquello pero di en la tecla exacta para calmar su grandísima pena.
– «De verdad, mamá?»
– De verdad. Mira, mamá es una princesa y su corona es invisible, ¿no?
Desde entonces, algunas veces cuando paseamos por la calle, me mira y me pregunta con sus enormes ojos verdes:
– Entonces… todas esas chicas son princesas, ¿verdad? Pero sus coronas son invisibles…
Y yo, juego con ella e imagino que cada mujer con la que me cruzo lleva una corona invisible. Y eso me hace verlas de otra forma, porque seguro que todas ellas se han ganado la corona a pulso, de una u otra forma.
Ayer, navegando por Pinterest me encontré con esta foto y recordé la historia que os acabo de contar:
Always wear your invisible crown
Me ha parecido una historia bonita que además me hace reflexionar sobre la belleza, sobre el valor y muchas veces el coraje de las mujeres.
No sé si tiene mucho sentido publicar esta reflexión en este blog, tal vez hubiera sido mejor en mi otro blog, donde habitualmente hablo de temas «principescos», pero creo que, tal y como dice la foto, no debemos olvidar nunca ponernos nuestra corona invisible y recordar que aunque no se vea, somos la mejor de las princesas.
Así que no olvides ponerte tu corona invisible hoy, antes de salir de casa.