A menudo repetimos que hay que saborear de los pequeños instantes y disfrutar de los momentos mágicos que la vida nos pone por delante.
Sin embargo, cuando dejas aflorar los sentimientos más allá de las puertas de tu casa, sientes una especie de desnudez, de vulnerabilidad que puede incluso llegar a darte un poquito de vergüenza. Algo parecido me pasó ayer.
Ayer tuve la suerte de conocer a Bobbi Brown.
A decir verdad, ayer tuve la suerte de estar con ella, porque conocerla, lo hice hace muchos años a través de sus libros, sus apariciones en televisión o incluso entrevistándola para este blog hace años.
Bobbi ha venido a Madrid en viaje relámpago para reunirse con los equipos de todo el mundo y ha tenido el detalle de convocar a un reducidísimo grupo de personas en su boutique de la calle Lagasca.
No había ninguna presentación de producto, no había ningún acto, solo se trataba de reunir a unas poquitas periodistas y a esta bloguera que os escribe.
Llevo varios días emocionada con la noticia de pasar un ratito con Bobbi, pero no de la forma que puede parecer a simple vista.
No hay ni gota del momento fan en busca de famoso (aunque cuando salí de casa con mi Makeup Manual bajo el brazo para que me lo firmara, lo podía parecer, lo admito, y mi familia bromeó bastante con ello).
Tampoco penséis en la idea de querer conocer a un gurú de tu profesión. Yo no soy maquilladora.
Yo ayer yo no era, ni siquiera, bloguera de belleza.
Yo ayer llegaba al encuentro con Bobbi sintiéndome como una niña pequeña con los ojos muy abiertos cuando observa los regalos de Navidad…
Alguien que quiere conocer a la creadora, no tanto de la marca, como de la filosofía de vida, de la forma de ver el mundo que tienen los pequeños y entrañables ojos de Bobbi Brown.
Creo que lo que más ilusión me hacía era ver a la mujer que ha conseguido que las mujeres seamos capaces de ponernos y sentirnos guapas en casa, con pocos productos y mucha ilusión.
Por supuesto, hay un punto de emoción en el momento en que coge tu mano (que lo hace a menudo), cuando me preguntó si me había maquillado yo y me dijo que era «muy Bobbi», cuando me firmó el libro, o cuando me presentaron al llegar como una de las blogueras españolas a las que más le fascina su marca, y me puse roja como un tomate (espero que el maquillaje lo disimulara)… esos momentos quedarán en mi cabeza para siempre…
Pero sobre todo, me llevo el recuerdo de una mujer que camina despacio, que transmite paz, que transmite calma y que aparenta timidez.
Una mujer enamorada de su familia, que solo lanza productos que las mujeres puedan ponerse en casa de manera fácil, que cree que la salud de la piel es el primer paso, o que creó la filosofía de Pretty Powerful transmitiendo que cualquiera de nosotros puede estar estupenda con poco maquillaje.
No tengo palabras para agradecer al equipo de Bobbi Brown el haber contado conmigo para esta tarde tan especial y hacer posible que haya podido estrechar la mano que ha maquillado a tantas estrellas y haber podido charlar de tú a tú, con una mujer que inspira mi vida día a día…
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