La primera vez que escuché hablar de un champú en seco me pareció la idea del siglo.
Después llegaron mis primeras experiencias con ellos y la consecuente decepción. Pero poco a poco, el mercado se fue dando cuenta de lo útil que podía llegar a ser, si se ofrecía un producto que merecía la pena y ahora hay verdaderas joyas en este campo.
El champú en seco, para mi, sirve para dos cosas:
1.- Por un lado sirve para darme seguridad.
A veces, tienes el pelo limpio y crees que no te hace falta lavártelo (yo me lo lavo cada 2 ó 3 días, depende) pero a medida que pasan las horas, debido al calor, a un ambiente más cargado, o a que te lo has tocado más de la cuenta, empiezas a notarlo como sucio.
Doy fe que cuando me ha pasado a mi o a alguna amiga, el resto del mundo no lo nota, pero a ti, te crea inseguridad. Comienzas entonces a tocártelo, empeorando todo.
En estos casos, tener un buen champú en seco a mano (yo suelo tener en el coche, o en la oficina) puede ser la solución. No solo te permite disimular la sensación grasa, sino que además suele darle cuerpo y vida al pelo… y a ti, seguridad.
2.- Por otro lado, y es para lo que más lo utilizo, el champú en seco, da mucho volumen y textura al pelo.
Cuando lo tienes lacio y buscas darle volumen y hacer que tenga más textura, que parezca más grueso, es ideal aplicarlo en la raíz antes de secar el pelo, e incluso después.
Pero si es tan maravilloso, ¿por qué no lo utiliza todo el mundo?
Pues porque la mayoría dejan mucho residuo (como polvillo) y no siempre consiguen dar textura al pelo sin (perdonadme la expresión) «guarrearlo».
Así que hay que en este campo, yo suelo buscar marcas de peluquería que, aunque sean más caras, merezcan la pena.
Mi último descubrimiento es Decode Texture Fresh Air, de Motibello.
Su precio ronda los 10 u 11 euros (según donde lo compres) y no solo da bastante volumen y textura al pelo, sino que absorbe el exceso de grasa bastante bien sin dejar residuos.
Foto: Pelo