Admito que en los últimos meses me he sentido un poco huérfana en lo que a máscaras de pestañas se refiere.
The Shock de YSL se me terminó y las que me llegaban para probar, estaban bien pero no lograban emocionarme demasiado.
La primavera nos trajo dos máscaras de pestañas de envases extra grandes, Le 8 Hypnôse de Lancôme y The Clash de YSL.
No tenía preferencia y el envase tan grande hacía pensar que las dos eran de las que a mi me gustan, de «pestañón» (por cierto que los tubos tan grandes, que entiendo por marketing, son un poco faena para llevarlas en el neceser y no me resultan cómodas… pero aquí lo importante es el resultado y el ansiado «pestañón»).
La de Lancôme no me gustó demasiado y pese a que Hypnôse sigue siendo de mis favoritas y siempre están como un fijo en mi neceser, Le 8 no ha terminado de enamorarme…
Así que fui a Le Clash de YSL.
El tubo es igual de grande pero menos pesado pero sobre todo, me gusto el efecto «pegote» que es como yo llamo a las máscaras que dan mucho volumen, color muy negro y curvatura.
Comencé mezclándola con otras (algo que ahora me ha dado por hacer) pero admito que sola funciona estupendamente. Da lo que promete: volumen sin complejos.
Si apliáis varias capas, os aseguro que el volumen llega a ser exagerado.
Además contiene extracto de Iris Florentina, que yo no conocía pero que además nutre las pestañas (esto es algo que os cuento como un plus porque, lógicamente, no puedo comprobarlo).
El precio es de 35 euros y me parece adecuadísimo a la calidad que ofrece y a lo que me está durando.
Resumiendo, es una máscara de pestañas maravillosa, con mucho pigmento negro y mucho volumen.
Es como llevar alta costura en las pestañas. ¿Hay alguna forma mejor de inaugurar el otoño?
La podéis encontrar en perfumerías, El Corte Inglés o Amazon (en este link).
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