Cumplir años en diciembre tiene muchas ventajas.
La primera es que la cuidad suele estar preciosa con los adornos navideños y se respira una especie de buen rollo generalizado que es de agradecer.
La segunda es que tienes a muchísimos departamentos de marketing echando horas y horas de trabajo para incitar al consumo desenfrenado, ya sea a través de anuncios, escaparates o noticias patrocinadas en el telediario… y esto provoca que los regalos sean más y mejores.
Pero la principal ventaja de nacer en diciembre, es que una cumple años después que todas sus amigas y este año, en especial, es de agradecer.
Veréis, el próximo mes de diciembre abandono los treintaytodos y me adentro en lo que antes se llamaba cuarentonas, después se suavizó con cuarentañeras y que yo prefiero llamar mujeres estupendas a los 40 años.
Llevo todo el año (y el anterior) observando como afecta a mis amigas (y amigos) esto de llegar a las 4 decenas y no acabo de comprender como algunos se enfrentan a la llamada crisis de los 40. Si un día tienes 39 y al día siguiente 40… ¿por qué te vas a sentir distinto?
Pero es verdad, que la mente (y no digamos el cuerpo) sufre una especia de transformación que en mi caso cada vez noto más. No sé si es la cercanía de mi cumpleaños, o los años que van cumpliendo mis pequeñas fieras, o los golpes que da la vida, pero poco a poco voy notando que mis prioridades, mis gustos y mi forma de ser va cambiando… y para bien.
He aprendido que no hay que cumplir todas las reglas, he aprendido a saborear ciertos momentos como nunca lo hice, he aprendido a no tratar de llegar a todo, he aprendido muchas cosas… disfruto más que nunca charlando con una amiga, he aprendido a dar paseos sola y no sentirme rara, no veo el momento de pasar un ratito con mis amigas del colegio… y sí, señores, me gusta la ópera y disfruto como nadie escuchando a María Callas cantar «O mio babbino caro» de Puccini… aunque ello significa que me hago mayor.
En el todo lo que tiene que ver con la belleza, pese a que sigo emocionándome cuando descubro un producto nuevo, cada vez me siento más segura de mi misma, y relativizo muchas cosas.
Este año por segunda vez me reuní en la terraza del Hotel Santo Mauro de Madrid con Sian Sutherland, fundadora de la marca Mama Mio y con la que me une una forma de pensar y de ver la vida que hace que cada encuentro con ella se me quede muy corto.
Ya os conté como aquella tarde, el año pasado, nuestra conversación provocó un «clic» en mi interior y cambió mi forma de entender la belleza para siempre (podéis leerlo en el post BELLEZA REAL PERO DE VERDAD).
Esta vez, si la cita ya era tentadora, contábamos además con la presencia de otra gran mujer a la que admiro que es Joana Bonet (Directora de revistas del grupo Prisa y a las que muchas conoceréis por su época al frente de Marie Claire) y que le dio el toque intelectual, que convirtió el evento en una tarde inolvidable.
Por supuesto, también estaba Sonia Almela (Directora de Luxurious Goods Spain y una de las mujeres con la mirada más dulce que conozco) y mi querida Laura Sanz.
Charlamos sin un guión preestablecido, opinamos y recordamos todo lo que el año anterior habíamos hablado (merece la pena que lo leáis aquí).
Y de esta reunión entre amigas surgió lo que hemos llamado el Manifiesto MIO que, aunque llevo ya tiempo suscribiendo, me gustaría compartir con vosotras.
1. La belleza real es cuestión de confianza.
Hoy en día la belleza, tal y como está concebida por la sociedad no es igual a felicidad. La belleza no puede significar sufrimiento. Tenemos que cambiarlo.
2. Las mujeres deben apoyar a las mujeres.
¿Habéis probado a decirle a otra mujer lo bien que le queda ese corte de pelo o lo guapa que está hoy? Es algo que todas debemos practicar. Coge el teléfono, dile a esa amiga, a tu madre, a tu hermana lo bien que le sienta ese nuevo peinado, lo que admiras su piel, … no tengas miedo. Te sorprenderá el resultado.
3. Seamos ACTIVISTAS
No nos quedemos con lo que no nos gusta. Cambiemos las reglas del juego. Intentemos que las mujeres y las niñas aprendan que no hay que seguir las normas absurdas de una sociedad. Se puede ser guapa y maravillosa y además ser feliz.
4. Se la mejor versión de ti misma
No pretendas aparentar 25 si vas a cumplir 40… intenta ser la mujer de 40 (o de 50 o de 60…) más maravillosa del mundo. Ahora es el mejor momento. vívelo, disfrútalo.
5. ¡Disfruta siendo mujer!
Tenemos muchas ventajas así que disfrútalas. Nuestra manera de pensar, de actuar, nuestra fuerza…
6. Se tu mejor amiga.
No seas tan dura contigo misma. Intenta decirte cosas positivas, no te castigues.
7. Celebra, aprecia y agradece tu cuerpo todos los días.
Muévete con energía positiva, cuida tu salud, siéntete joven.
Y no puedo terminar el post sin agradecer a Sonia de Luxurious Goods la organización de un encuentro tan mágico y especial, a Sian Sutherland sus visitas a España y la fuerza que me transmite en cada uno de nuestros encuentros y a Joana Bonet por haber compartido su punto de vista y haberme recordado a Samuel Becket, autor al que tenía olvidado hace años y cuyos poemas releí desde aquel día.