Tú. Una mañana cualquiera de un día cualquiera.
De camino a encontrarte con el primer café de la mañana te cruzas con un espejo que no te devuelve, precisamente tu mejor cara. Te detienes y te observas.
Tus ojos. Están hinchados, piensas. Más de lo normal. Esas bolsas te hacen parecer 5 años mayor. Las arrugas se van acumulando alrededor,… y desde luego no te favorecen nada.
Criticas en voz baja las manchas que parecen multiplicarse por horas, las arrugas, la papada… ay, la papada… Debería hacer algo, te dices mientras agradeces que no te vea nadie con esta pinta
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Tú. Una tarde cualquiera de otro día cualquiera.
Tomando un café con una de tus mejores amigas, te cuenta preocupada que se no sabe qué hacer porque cada día se ve peor.
«¿Peor?» – dices asombrada- «pero si yo te veo muy bien…»
Puede que tenga algunas arrugas más, desde luego el tiempo pasa para todas, pero, de verdad, la ves como una mujer muy guapa, y la envidias en muchos aspectos.
Te encanta es moño despeinado que se hace mientras habla contigo. A ti no te queda nunca igual y además, la miras y casi sin maquillaje te sigue pareciendo una chica monísima.
amigas
Estas dos situaciones las hemos vivido casi todas nosotras y ponen de manifiesto que, a menudo, nos decimos cosas a nosotras mismas que jamás le diríamos a otra persona. La barriguita de una amiga o de nuestra pareja no nos parece tan terrible y sin embargo la nuestra…
Y es que nosotras somos nuestro peor crítico, somos mucho más exigentes con nosotros mismos de lo que lo seríamos con nuestra amiga, hermana, madre o compañera de trabajo.
 
Con esta reflexión, comenzó mi encuentro con Sian Sutherland, una adorable mujer británica que es, además, es una de las fundadoras de la marca Mama Mio.
Sian nos convocaba a un reducido grupo de bloggers en la terraza del Hotel Santo Mauro de Madrid, para charlar sobre el mundo de la belleza y debatir sobre las normas impuestas por las grandes marcas y revistas femeninas.
No se trataba de presentar ningún producto de su marca, ni tan siquiera nombramos Mama Mio (y eso que me moría de ganas de preguntarle miles de cosas…). El mensaje que Sian Sutherland quería lanzarnos, y sobre lo que quería charlar con nosotros, era mucho más importante que hablar de su marca… y eso, fue para mi un verdadero honor.
Quiero pensar que aquella mañana comenzó algo importante.
Os puedo asegurar que en mí, algo ha cambiado desde aquel día, y espero ser capaz de contagiaroslo a todas las que leéis mi blog.
A priori aquello podía parecer el típico debate sobre la belleza real y la belleza que nos imponen a diario las grandes industrias. Y sí, hablamos de ello, pero en esta ocasión creo que fuimos un poquito más allá.

Real Beauty


Sian afirmaba (y yo no puedo estar más de acuerdo con ella): «Yo no quiero volver a tener 18 años. Ni 30. Yo quiero tener mi edad pero, eso sí, quiero ser la mujer de 50 años más maravillosa del mundo«.
Y para ello debemos cuidarnos, debemos prestar atención a las horas de sueño, a la alimentación y por supuesto a los productos de belleza, pero no tratando de volver a la edad que no tenemos, sino tratando de ser las más guapas de nuestra generación.
Esto, parece sentido común pero, sin embargo, el mundo de la belleza parece estar en contra de esta afirmación.
¿Cómo definiríais el ideal de belleza femenina? ¿el que se consigue a base de dietas y maquillaje? ¿O viene impuesto por la última famosa que vemos en las revistas o en la alfombra roja?
Si os fijáis el ideal de belleza viene siempre impuesto desde fuera y casi siempre, por las grandes industrias de moda y belleza.
Y nosotras, tan listas, tan independientes, lo único que hacemos es querer parecernos a lo que ellos nos imponen…
 
Una de las cosas que analizamos con Sian Sutherland fue la connotación negativa que contienen casi todos los productos de belleza.
Pensad por un momento en la palabra «Anti-edad». Nos hemos acostumbrado a vivir con ella, pero ¿no es absurdo? Lo contrario de la edad, de cumplir años, es no cumplirlos, es decir… ¿morir? No. No luchemos contra la edad. Luchemos contra los signos de la edad, que es algo distinto.
 
Otro ejemplo absurdo son los tacones.
Tacones
Los tacones se utilizan porque estilizan, nos hacen más altas, aparentamos ser más delgadas, pero… ¿os habéis parado a pensar la locura que supone sufrir por ello?
De hecho una de las mayores incongruencias de hoy en día es la existencia de almohadilas, y productos de todo tipo para aliviar el dolor, la presión y la incomodidad de subirse a unos tacones. Cualquiera de nosotras compraríamos un producto que de verdad aliviara el sufrimiento que suponen los tacones y, sin embargo, ese sufrimiento se puede evitar con el simple gesto de no subirse a ellos… pero queremos hacerlo. Yo la primera. Pero hay que reconocer que es absurdo.


Otra de las modas más famosas del mundo: el binomio piel bronceada – piel blanca.
White skin
Durante siglos la piel blanca, pálida y perfecta fue admirada por ser algo de la clase alta y la piel bronceada era casi algo de lo que avergonzarse. Hace algunos años, Coco Chanel apareció bronceada y dio comienzo una moda que se propagó por todo el mundo para unos años después, crear la necesidad de blanquear esa piel, y de luchar contra las manchas que el deseo de lograr una piel morena trajo consigo.


Y son muchas las incongruencias y contradicciones que vivimos hoy en día: sistemas para blanquear los dientes mucho más de un color natural, dañando para ello el esmalte y afectando a la salud de los mismos, las agresiones al pelo para lograr un look que está de moda… en fin, la lista podría ser interminable y no os quiero aburrir.
Belleza Real Dove
Pero ¿por qué os cuento todo esto? Si no tuviera un blog, simplemente lo hablaría con mis amigas pero ya que lo tengo creo, creo que es interesante invitaros a que todas reflexionemos sobre ello.
No se trata de «evangelizar» a nadie. No se trata de que mañana dejemos de desear ser las mujeres más guapas del mundo y tratemos de conseguir para ello los mejores productos de belleza. Por supuesto que debemos hacerlo.
El mensaje es muy simple «Deberíamos querernos y aceptarnos un poquito más cada día y tratar de superar las imposiciones de las grandes industrias… Tratar de ser guapas y sentirnos guapas… Así que cuando mañana te enfrentes al espejo y critiques mentalmente lo que ves, piensa que esos mismos «signos» en otra mujer no te parecerían tan horribles. No seas tan dura contigo misma. Eres estupenda y lo sabes. Así que ponte guapa y sal a comerte el mundo».
Belleza real
Como leéis, el encuentro con Sian Sutherland, fundadora de Mama Mio, supuso un antes y un después en mi vida, pero además, ver que hay mujeres tan influyentes, luchando por todo esto, me ha hecho creer en que, de verdad, podemos cambiar el mundo…así que ¿cuándo empezamos?