Cómo cambia la vida…
Hace unos años soñaba con ir a Hawaii a practicar surf.
Años más tarde, pensar en Hawaii, es pensar en playas paradisiacas y en relax absoluto sobre una hamaca mientras bebo algún brebaje hecho a base de coco y alguna otra fruta de nombre extraño…
Hace unos años ir a Hawaii era coger la maleta y empezar el viaje.
Años más tarde ir a Hawaii es planificar casi un mes antes, compaginar trabajo, vacaciones escolares, probarte cientos de bikinis que ya no te quedan tan bien, salir desesperada en busca de la protección solar que te permita volver a España sin manchas, buscar un hotel con parque infantil, … ay, si es que me agoto sólo de pensarlo.
Pero afortunadamente, con la edad una también se vuelve más práctica.
Así que mientras espero un par de años a que los niños crezcan para poder ir a Hawaii de una forma más cómoda, me dedico a buscar alternativas aquí cerquita.
Y mira tú por donde acaba de llegarme una propuesta de lo más apetecible: El tratamiento Aloha de Maystar Cosmética (esa marca que descubrí hace unos días y que me está dando muchas sorpresas agradables últimamente).
Afirman que este tratamiento no es solamente una experiencia física, sino también mental, emocional y espiritual.
Dicen que el Masaje Aloha trabaja sutil pero profundamente los músculos para ayudarnos a liberar sus tensiones acumuladas físicas y mentales y estimular la liberación de toxinas…
El masaje consta de 3 fases:
1.- Aromaterapia de geranio para evadirte y reljarte nada más empezar.
2. Exfoliación, empezando por la espalda y terminando por la parte frontal. Para ellos se utilizará el Peeling Scrub Bodystar Basic de Maystar, junto con aromaterapia de vino, una loción tónica de vinotherapy y aceite de masaje.
3. El masaje Aloha: Cabeza, cuerpo y pies.
El terapeuta trabaja con los antebrazos creando ondas expansivas relajantes, vigorizantes y desfatigantes sobre el cuerpo. Después concentra su atención en los bloqueos del cuerpo físico y energético.
Por lo visto es un masaje ritual que tradicionalmente se transmitía de manera familiar en Hawaii. Cada familia elegía a uno de sus miembros para que aprendiera la técnica y se convirtiera finalmente en un experto, o ‘kahuna’ de este arte.
Y ahora lo podemos tener cerquita de casa, ¿no es de lo más apetecible?
Dura entre hora y media y dos horas y cuesta aproximadamente 90 euros.
Bueno os dejo, que me voy a preparar la maleta, digoooo…el bolso y me voy a Hawaii… ALOHA!!!
Susana