Moroccan Oil, el original

En el último año, las bondades del aceite de argán para piel y cabello se han propagado por la blogosfera como la pólvora.
Eso, unido a lo que nos gustan las modas y a que parece que el último ingrediente en descubrirse es el único que funciona, ha provocado que las marcas se lanzaran como locas a elaborar productos con lo que llaman el «oro de Marruecos», es decir, el aceite de argán.
Así han proliferado aceites para el cabello que para ser honesta, tengo que reconocer que todos son estupendos y que la idea de un acabado perfecto con unas gotitas de aceite, de verdad, funciona.
Hace meses hablábamos de la elección de Lydia Bosch en su reaparición en la gala de los Premios Goya, y de su nuevo look, y os desvelaba los secretos de su peinado y de como se mantuvo intacto a pesar de la lluvia de aquella noche.
El truco fue Moroccan Oil, un aceite maravilloso a base de aceite de Argán, rico en componentes naturales como las vitaminas F (Omega 6), A y E.

Después fue Hillary Swank, la que reconoció haber recurrido a este maravilloso producto para lucir un pelo perfecto en la alfombra roja.
Así que desde entonces, forma parte de mi neceser y no hay gran acontecimiento al que acuda sin él.
Aunque la gama se compone de más productos, es el aceite original el que se lleva el premio.

Os cuento:
Se puede aplicar sobre cabello húmedo o seco y lo que consigue es:
– Evitar el encrespamiento de manera espectacular
– Restaurar el cabello dañado
– Da brillo y elasticidad
– Deja el pelo más suave
– Permite un acabado estupendo
– Evita que la humedad haga estragos en nuestro peinado
– Da un olor delicioso al pelo
Yo lo utilizo aplicando un poquito sobre el pelo húmedo y después lo seco.
Cuando ya está seco, aplico un poquito en las puntas para realzar el peinado y con lo que sobra, acaricio el pelo de arriba a abajo para quitar el encrespamiento.
Algo que no me convence demasiado es el aplicador.
Se vende en una botellita sin ningún tipo de dosificador con lo que es fácil pasarnos y desperdiciar producto.
Al necesitarse tan poquísima cantidad, no estaría mal un dosificador.
El precio ronda los 40 euros. No es barato, pero teniendo en cuenta la poquísima cantidad que se utiliza y el resultado tan espectacular, sin dudarlo, os recomiendo la compra (se vende en salones de belleza).