39,5… esa era la terrible cifra que me devolvía el termómetro que me habían vendido, casi de extraperlo en la farmacia hacía unos años.
Sólo hacía tres horas había conseguido bajarle la fiebre a él y a la pequeñina de la casa, y el padre ya había decidido solidarizarse, no sé si por ahorrar en calefacción, pero el caso es que allí estaba yo, inmersa en un maratón de termómetros y antitérmicos que fácilmente merecía que me convalidaran media diplomatura de enfermería…
– «Un virus… – dijo el pediatra- y muy contagioso.»
Así que con el diagnóstico que probablemente genera más incredulidad en las madres, me fui para casa pensando en que a mi los virus no me deben atacar porque me muevo más deprisa que ellos…
Pero estaba equivocada.
Mientras miraba los programas previos a la Nochevieja en los que aseguraban que hay que empezar el año muy guapas, bien peinadas, subida a unos tacones de vértigo y con mucha energía positiva, yo estaba enfundada en una manta, con tiritona, y deseando que llegara pronto la hora de poder tomarme otro paracetamol.
Resistí, y pude tomarme las uvas y brindar deseando que el 2012 nos traiga, sobre todo, mucha salud.
Pero también, traté de hacer mi propia lista de propósitos para llegar a la próxima Nochevieja de la mejor forma posible.
Aquí tenéis un resumen de cosas que me prometo firmemente cumplir este año…
Desayunar de forma sana y equilibrada y no a carreras, de pie y bebiéndome el café mientras me pongo el abrigo…
Acordarme de respirar y, como os conté el día de mi cumpleaños, aprender a bailar más despacio.
Dejar la comida basura sólo para días excepcionales…
Ver más a menudo a mis amigas.
Ahora que parece que la fase de los pañales ha terminado para casi todas, empezar a disfrutar de esos aperitivos tan especiales con las amigas de verdad, es un verdadero lujo y quiero hacerlo más a menudo.
Atreverme con las sombras azules.
En 2011 conseguí perderle el miedo a los labios rojos y uno de mis propósitos para este año es hacer lo propio con las sombras azules, que me encantan, pero me dan pánico…
Olvidar el trabajo en cuanto cierre la puerta del despacho… Ser autónomo es vivir y convivir con el trabajo a todas horas pero hace falta desconectar…
Utilizar sombreros y no sentirme ridícula haciéndolo…
Soy de las que compra sombreros de todo tipo que luego quedan olvidados en un cajón porque me da un poco de corte ponérmelos….
Acudir más a menudo a un spa.
Parece mentira que dedicándome a escribir sobre belleza nunca saque tiempo para ir a despejar la mente a un spa…
Volver a París.
La última vez que estuve vine con un anillo de compromiso en la maleta… ya es hora de repetir ese viaje a una de las ciudades más bonitas del mundo…
Organizar mi armario…
Empezar a correr… no se trata de participar en la maratón de Nueva York, pero sí de tomarme este deporte en serio.
Sacar tiempo para ir a museos y disfrutar sin mirar el reloj…
Disfrutar de los detalles…
Escaparme al cine a ver películas de humanos… y no solo de dibujos animados.
No dejar la pedicura solo para el verano.
Jugar más con mis hijos…
Ver más a la familia que vive lejos….
Reir, reir, y reir…
¿Y tú? ¿Cuales son tus propósitos para este 2012?