Si algo tuvieron los años 2014 y 2015 es el cambio de público objetivo que sufrieron muchas marcas cosméticas.
Si marcas dedicadas tradicionalmente a pieles maduras como Estée Lauder y Shiseido han tratado de enamorar al público más joven a través de embajadoras casi adolescentes y productos dirigidas a ellas, marcas que siempre han tenido un público muy joven como L´Oreal Paris, han tratado de conquistar a las mujeres de más edad.
Después de Jane Fonda, llegaba Julianne Moore (mi favorita) y ahora el gigante cosmético da la bienvenida a Susan Sarandon, una actriz a punto de cumplir los 70 años que quiere acercar la marca a un nuevo público más mayor.
En estos casos no solo es el físico lo que trata de incrementar las ventas sino la nostalgia, y la admiración profesional que actrices como ellas son capaces de despertar en las que ya pasamos los 40.
Por supuesto, esta nueva corriente viene de países como Estados Unidos o Francia, donde las cosas van (aunque nos cueste admitirlo) mucho más avanzadas que en España, donde imagino que queda mucho camino por recorrer y (ojalá me equivoque) tardaremos mucho en ver este tipo de mujeres como imagen de una marca cosmética.
Por cierto que en mujeres así, el photoshop es una verdadera pena porque le restan la fuerza que tienen y les quitan la autenticidad, que para mi, es su mejor arma de belleza.
La belleza de Susan incluye esas ojeras, esas arrugas, y que quedan ocultas tras la mirada tan enigmática.
En cualquier caso me alegro de la elección y de que mujeres con arrugas, como mi tocaya, se conviertan en imagen de una marca de belleza, porque ello indica que las cosas empiezan a cambiar, aunque en nuestro páis queden muchos años para verlo aplicado localmente…