Aún recuerdo el día que una de mis alumnas me habló del champú de caballo en un descanso… «¿Champú de qué?…»
Y ya conocéis el resto de la historia y la que se organizó con aquella fiebre equina-capilar (por cierto me encantaría saber si aquellas que lo defendían a capa y espada lo siguen utilizando o ya han vuelto a las marcas tradicionales…).
Algo parecido me pasa con muchos de los los ingredientes de moda para adelgazar. Imagino que tantas horas escribiendo código, mis cursos, las aventuras y desventuras de ser madre de dos pequeñas fieras, o escribir varios blogs, hace que muchas cosas se me escapen… y me acabe enterando de algunas cosas, pues eso, por casualidad.
Algo así me acaba de pasar con el piñón coreano, o mejor dicho, con el aceite de piñón coreano. Algo que escuché en la radio y de lo que todo el mundo parece estar hablando.
La fiebre por aceite del piñón coreano se debe a su poder saciante y ¿cómo no? en que puede ayudarnos a la hora de adelgazar.
No es algo nuevo. Cuenta la leyenda que en los fríos y largos inviernos de Siberia, cuando amenazaban el hambre y la falta de alimentos, tomaban una cucharada de aceite de piñón coreano para sentirse saciados sin apenas ingerir nada.
Años después, la industria cosmética patentó este aceite rico en el ácido graso pinolénico, por sus poderes saciantes y lo incorporó a los complementos que ayudan a adelgazar.
Según dicen quienes han lanzado productos al mercado, el consumo del aceite vegetal de piñones de pino coreano aumenta la sensación de saciedad y disminuye las ganas de comer ya que el ácido pinolénico, estimula la secreción gastrointestinal de péptidos saciantes, y ello, podría ayudar a perder peso.
Como siempre digo, debemos tomar con cautela todas estas modas, y recordar que la existencia de un estudio no quiere decir que sea verdad. Depende de quién avale ese estudio.
Os iré contando lo que vaya descubriendo de este aceite, prometido.
Y para adelgazar, recordad que nada mejor que una dieta saludable, y adquirir buenos hábitos.
