Un mal día lo tiene cualquiera.
Y allí estaba yo, pasando uno de esos maravillosos días haciendo papeleo…
«Me falta sólo un número…»- pienso emocionada como si estuviera a punto de tocarme la primitiva.
De repente, miro el reloj y recuerdo que el parquímetro me reclama… «pero ahora no puedo salir… ¿qué hago?» Pues no me queda otra que confíar en la suerte…
Pero la suerte no estaba conmigo aquel día y mi primera multa me esperaba en el parabrisas de mi coche…
Afortunadamente, podía anularla pagando tres euros… Pero claro, no tenía suelto… corrí deprisa al cajero más próximo y de ahí, salté directamente a la farmacia para que me cambiara el billete por monedas…
No sé porqué en estos casos, una mezcla de vergüenza y consumismo me hacen pensar rápidamente en comprar algo para que me devuelvan monedas. Estaba dispuesta a comprar el paquete de tiritas más barato, pero entonces ví un autobronceador de Galenic (que debía ser de los poco que aún no había probado…) y no me pude resistir…
La verdad es que es un gel autobronceador que me ha gustado bastante.
No deja un color caribeño ni mucho menos, al contrario, solo da un ligero colorcito pero, a cambio, no deja trazas ni manchurrones como otros productos.
Lo que más me ha gustado es la fácil aplicación. Y como no deja mucho color se puede utilizar todo el año.
Ya sabéis que a mi me gustan más los autobronceadores cuando tengo algo de color, pero este creo que es un buen candidato para cuando estoy más blanquita.
Además, te deja buena cara de inmediato, un tono dorado precioso de esos que luce Jennifer Aniston en cualquier alfombra roja.
Según el prospecto es gracias a la Uncaria de la Amazonia, una planta que crece en la selva y que tiene poderes anti-envejecimiento…suena bien ¿verdad?
Así que no hay mal que por bien no venga, conseguí anular mi multa y descubrí un nuevo autobronceador para mi colección…
Y vosotras ¿utilizáis autobronceador facial? ¿nos recomendáis alguna marca?
¡Gracias por leer y comentar!