No me dejéis volver a hacerlo. De verdad. Si me veis con intención de subirme otra vez a unos taconazos… ¡impedídmelo!
Lo he vuelto a hacer. La ocasión era en este caso una comunión, pero podría haber sido cualquier otra porque a mi, siempre me da por lo mismo: subirme a los tacones más altos que tengo sin haber «entrenado» previamente.
El tema de las rozaduras lo tengo superado y además, llevo el bolso cargado de tiritas que lo solucionarían en caso de emergencia, así que mi problema es, ni más ni menos que la falta de costumbre.
Habitualmente utilizo tacones, pero no tan altos así que, como seguro que os pasa a todas, siempre caigo en la misma trampa.
Te subes a ellos en casa y caminas por la alfombra… buff, ¡comodísimos! Y te los pones tan contenta, pensando que con el frío del invierno han debido de sufrir una extraña mutación y de repente son super cómodos… ¡Ja! Y ya estás atrapada…
Después, con algo de ayuda, consigo solventar un empedrado o alguna rampa, pero a las dos horas,… a las dos horas ¡me quiero morir del dolor!
Siempre llevo conmigo unas bailarinas plegables para casos de emergencia, pero al final, intento aguantar todo lo que puedo y vuelvo a casa sin sentir los pies y prometiéndome a mi misma que la próxima vez llevo un tacón más bajito.
Al llegar a casa además de descalzarme recordé que hace tiempo me habían enviado unos calcetines llenos de ingredientes maravillosos para cuidar los pies. Su imagen retumbaba en mi cabeza hasta que una vez acostados los niños localicé los calcetines.
Y no sabéis cuanto me alegro. Creo que gracias a ellos hoy soy capaz de caminar de nuevo.
Os cuento: Se llaman Calcetines Exfoliantes y son de la marca Salvaped.
Contienen toda una colección de principios activos para preparar los pies de cara al verano y a la vez, constituyen un verdadero placer para descansar y mimar los pies después de un día tan,… tan agotador.
Se trata de dos calcetines de plástico (o dos bolsas con forma de calcetín) con un gel compuesto de aloe vera, colágeno, extracto de pepino y ácido glicólico.
Se dejan durante hora y media y después se retira con agua calentita.
Aunque se trata de un producto pensado para cuidar y exfoliar la piel de los pies, la realidad es que también sirve de alivio tras un día «taconil» como el de ayer.
Para ver el resultado de la exfoliación y poder lucir sandalias (con tacon más bajo, os lo prometo!) basta con una única aplicación.
Al cabo de los días vas viendo como la piel se va renovando y los pies empiezan a estar cada vez mejor.
El precio es de 13,50 euros y de verdad, me parece un descubrimiento.