El mejor regalo eres tú

Sé que suena a frase publicitaria, pero creedme que llevo un rato intentando encontrar un título mejor… y no lo consigo.
Hace un par de horas, me despertaban cuatro ojitos claros que susurraban a los pies de mi cama: «Mamá, hoy no nos vamos a pelear… hoy viene Santa!!». Y empezaba entonces una carrera por toda la casa en busca de la última chocolatina del calendario de adviento.
Ayer, la pequeñina de la casa se dormía abrazada a mi, confesándome que tenía «miedo» – que más bien era nerviosismo –  provocado por la inminente llegada de cierto ser mágico vestido de rojo… Hoy, con la luz del día, todo es alegría, por la llegada de los primos, los abuelos, y porque una vez más, volveremos a estar todos sentados en la mesa para celebrar la Nochebuena.
No hay mejor regalo que poder disfrutar de la alegría de los niños, de los villancicos improvisados, de los ataques de risa espontáneos y de la magia de la Navidad que ya inunda toda la casa (que si fuera por los niños y su padre, ya se habría convertido en una casa digna de las películas de Chevy Chase…).
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Últimamente la vida me ha puesto demasiados ejemplos cercanos que me hacen pensar (y valorar) que el verdadero regalo es que todo estemos juntos. Puede que el año que viene falte alguien, puede que no, así que disfrutemos de la familia, abracemos, achuchemos, y escuchemos a nuestros seres queridos.
Dejemos los móviles, las prisas, da igual si la cena es o no perfecta, da igual todo… Disfrutemos de nuestra familia.
No puedo evitar pensar que hoy habrá personas que pasen la noche en una cama de hospital, habrá personas que tratarán de superar que una de las sillas esté vacía, habrá niños que ni siquiera sepan que mañana es Navidad…
Así que tratemos de disfrutar de lo que tenemos, sea mucho o poco.
Tratemos de que la magia de la Navidad invada nuestras vidas y dejémonos llevar por ella.
Tratemos que cada «Feliz Navidad» salga del corazón.
FELIZ NAVIDAD