Vais a creer que soy la peor madre del mundo pero a veces, cuando mi cerebro se toma un respiro y soy capaz de enajenarme de los gritos, las carreras, y todo el caos que parece haberse instaurado en esta casa, fantaseo con salir sola por la puerta…
No creáis que mis sueños pasan por coger un avión y largarme a un destino paradisiaco y tomarme un cocktail debajo de un cocotero. No. Mi sueño es salir a la calle y caminar pausadamente, con la mente en blanco y simplemente descansar el cerebro de todas las obligaciones laborales, maternales, y familiares durante 10 minutos.
Sé lo que estáis pensando. Que es un sueño fácil de cumplir. Pues no, no lo es.
Lo de caminar sin rumbo es fácil pero lo de dejar la mente en blanco no lo es tanto.
Preocupaciones, trabajo pendiente, ideas nuevas… todo se agolpa en mi cabeza a tanta velocidad que a veces pienso que un día mi cabeza explotará…
Lo malo es cuando la intensidad del trabajo al que tengo sometidas a mis pobres neuronas aumenta (en épocas de entrega de proyectos, enfermedades infantiles, o simple acumulación de ideas o preocupaciones) y estas deciden que se viene conmigo a la cama.
Y son épocas en las que no hay forma de conciliar el sueño. Y si lo concilias te despiertas en mitad de la noche, donde las preocupaciones se multiplican por 10 y te agobias pensando que el despertador va a sonar pronto y tienes que dormirte. Y no lo consigues.
Hace bastantes meses alguien me habló de la melatonina.
La que os escribe es enemiga de las medicinas, excepto en caso de necesidad y prescripción médica.
Y la borré de mi mente. Días más tarde, por esos caprichos del azar, en la televisión un científico hablaba de los beneficioso que tenía esta sustancia para mejorar el sistema inmunológico, el envejecimiento o el corazón y volví a prestarle atención.
La melatonina es una sustancia natural que todos producimos en nuestro cuerpo a través de la glándul pineal y que forma parte del sistema de señales que ayudan a nuestro reloj biológico a regular los ciclos de sueño y vigilia.
Por ejemplo, al apagar la luz, es más fácil conciliar el sueño porque se estimula la producción de melatonina.
Seguro que habréis escuchado hablar de ella cuando se trata de jet lag o turnos de trabajo de noche. Ayuda a regular los ciclos del sueño y su eficacia está más que probada para ello.
Pues con tantas ventajas decidí probar.
La dosis que elegí es la que se vende en parafarmacias sin receta médica, 1,95 mg. (dosis mayores ya necesitan receta y una prescripción médica).
El efecto fue inmediato. El segundo día conseguía dormirme antes y sobre todo que el sueño fuera reparador y sin interrupciones que no fueran provocadas por el grito de «Mamáaaa» (que esas no las evita más que el azar…).
Bromas a parte, el consumo de melatonina está recomendado en casos de insomnio leve provocado por ansiedad, jet lag, malos hábitos, fatiga…
N+S ha incorporado esta sustancia a sus ya conocidos complementos alimenticios así que con la confianza que me dan un laboratorio como Cinfa, no tengo duda.
Y vosotras ¿conocíais la melatonia?
