Mi nuevo capricho se llama Miglow y lo voy a probar esta misma semana.
Sabéis que la manicura no es algo que esté actualmente entre mis preocupaciones y, excepto en ocasiones muy contadas, lo habitual es verme con las uñas sin pintar, para evitar pequeños desastres provocados por tratar de separar piezas de Lego, abrir cajas y embalajes de productos de belleza, y otros quehaceres domésticos o profesionales que me hacen llevarlas siempre «a medio pintar».
Sin embargo hay temporadas en las que me apetecen unas uñas rojas (que junto con el azul noche y el verde militar son mis colores preferidos para las uñas) y entonces, intento acudir a un salón donde me hagan la manicura como-dios-manda. ¿Mi problema? Adivinadlo… el tiempo.
Mi problema con el tiempo tiene dos caras: Por un lado, no me sobra. Por otro, cuando tengo un ratito, no lo sé con mucha antelación así que tampoco tengo tiempo de buscar un salón de belleza que me de cita (me pasa lo mismo con la peluquería…).
Así que conocer servicios como el que ofrece MIGLOW me parecen… un sueño.
Se trata de un servicio de manicura y pedicura a domicilio pero en esta caso, para mi, la diferencia reside en el mimo con el que prestan el servicio, la calidad y los precios acesibles. Lo que todas buscamos.
Trabajan con la marca Masglo y ofrecen manicura y pedicura normal, semi permanente, de gel,… de todo.
Como os digo, lo quiero probar esta misma semana, porque la anterior me fue imposible por motivos de trabajo, pero ya sé de alguna amiga (y alguna famosa) que lo ha probado y las opiniones no pueden ser mejores.
La clave y la diferencia, además de la calidad, es que se piensa siempre en el cliente y eso, hoy en día es un auténtico lujo, ya hablemos de usabilidad web como de experiencia de usuario.
Podéis ver los precios, los servicios e incluso conseguir una cita en su web (también disponen de app y se puede pedir por teléfono).
De todas formas en cuanto lo pruebe os cuento, pero no quería esperar más a contároslo.
Foto: Manicura
