Hace más de 15 años una investigación del equipo de Física de Materiales de la Universidad Complutense realizó un estudio sobre las cabinas de bronceado (a las que por aquel entonces llamábamos «cabinas de rayos UVA») en España.
Un familiar mío participó en dicha investigación y lo que me dijo al terminar el estudio fue que jamás (JAMÁS!) utilizara una.. y aunque nunca fui demasiado asidua, jamás volví a pisar una.
Desde que escribo este blog he expresado mi rechazo a este tipo de máquinas dados sus peligros más que evidentes para la salud.
Hace unos días, una mujer colgaba en su timeline de Facebook una foto para mostrar los efectos que el abuso de estas camas solares había tenido sobre su piel, un terrible cáncer de piel.
La foto se convertía en un fenómeno viral y medio mundo alertaba sobre el peligro de utilizarlas.
Sin embargo, me resulta increíble que, al igual que ha pasado hace poco con el tema del azúcar, se haya tardado tantos años en hacer público.
Son muchos los medios que, desde hace un par de años, han publicado datos que relacionan casos de cáncer de piel con el uso de las cabinas de bronceado artificial (El British Medical Journal, la FDA y en España la Academia Española de Dermatología), incluso en Reino Unido se ha prohibido su uso hace un año, pero me parece increíble que hace apenas 4 años nadie nos hablara sobre ello…
Y lo que es peor… cuántas cosas se nos estarán ocultando ahora que no sepamos…