Últimamente me gusta rodearme de gente de verdad. Personas que no se complican,que se muestran tal y como son, y que me hacen sentir bien ya sea compartiendo una tarde de risas o conversaciones sobre cualquier tema…
Últimamente intento rodearme de buenas personas de esas que siempre están dispuestas a ayudar a otros, a apreciar, a agradecer y a no complicarse la vida.
Hace unos días, una de esas personas me regaló una botella de vino, del que hoy os quiero hablar: Vinos sin rodeos.
No sé si encajan muy bien en este blog, podría deciros que aportan antioxidantes que ayudan a defender nuestra piel de los radicales libres, pero creo que van mucho más allá y son capaces de arrancarnos una sonrisa al leer su etiqueta, y de recordarnos que en este mundo no hace falta complicarse tanto.
Son vinos para personas que no quieren oir hablar de texturas, de toques amaderados o afrutados.
Son vinos para personas que quieren sentarse con un amigo y disfrutar de una buena conversación, que piensan que las cosas no tienen que ser siempre blancas o negras, ni el vino no tiene que ser blanco o tinto…
Podéis ver los detalles en su web, vinosinrodeos.com.