¿Alguna vez escuchaste el sonido de la lluvia cuando cae al suelo?
¿Alguna vez seguiste el vuelo errante de una mariposa?
¿Cuanto hace que no te paras a contemplar un atardecer?
Es mejor disminuir el paso. No bailes tan de prisa, el camino es corto, la música va a terminar.
¿En tu vida diaria corres o vuelas?
Cuando preguntas: “¿Cómo estás?” ¿Escuchas la respuesta?
¿Cuando el día termina te vas a la cama, con los próximos quehaceres rodando por tu cabeza?
¿Alguna vez dijiste a un niño: “Dejemos esto para hacerlo mañana” y en tu prisa, no viste su tristeza?
¿Perdiste contacto, dejaste morir una buena amistad porque nunca tenías tiempo para llamar y decir “hola”?
Es mejor disminuir el paso.
No bailes tan de prisa, cuando corres tan de prisa para llegar a algún lugar, pierdes la mitad de la satisfacción de haberlo logrado.
Cuando te preocupas y te apresuras todo el día, es como recibir un regalo y no abrirlo.
La vida no es una carrera. Vívela más lentamente.