El post que estáis a punto de leer me ha llevado algunas semanas prepararlo. De hecho, es sólo uno de los varios artículos que quiero dedicar a este tema del que tanto se habla: el ayuno intermitente (o fasting).
Sabéis que durante 10 años jamás he hablado con ligereza de ninguna dieta y que, como mujer de 46 años pero sobre todo, como madre, creo que tengo cierta responsabilidad a la hora de tratar temas tan serios, y que se debe hacer con la máxima cautela y siempre, siempre, siempre, siempre, con el respaldo de un médico nutricionista que avale y vigile que no digamos ninguna tontería 😉
Aún siendo consciente de que hablar de las «dietas de moda», me aportaría muchas visitas al blog, siempre he sido partidaria de no hacerlo, y sobre todo, no participar en un juego que creo puede ser peligroso, en especial para niñas y adolescentes que creen cualquier cosa que leen en internet y viven en una época en el que se le da tanta importancia al aspecto físico.
Aclarado esto, hoy quiero empezar a hablaros del ayuno intermitente (o fasting).
Es algo que conozco desde hace años y de lo que varias personas me han hablado maravillas desde entonces. Hace unos meses me propuse probarlo, pero antes necesitaba estar informada, y segura de que ello no implicaba riesgo para la salud, ni para el rendimiento deportivo, entre otras cosas.
Así que me puse en contacto con la Dra. Vidales, Jefa del Servicio de Nutrición de ASISA y que siempre aporta un toque de cordura en esto de las dietas (sean milagro o no) y en cuya opinión y conocimientos confío al 100%.
Mientras preparaba el artículo con la ayuda de la doctora, Elsa Pataky mencionó el ayuno intermitente en una entrevista en El Hormiguero. Al día siguiente, como pasa siempre en este país, las redes sociales se llenaban de titulares alarmistas en busca de clics y artículos vacíos que no aportaban apenas información pero trataban de aprovechar el tirón de las búsquedas.
Tengo que aclarar que escuché la entrevista y lo que dijo de sus beneficios para la salud. También he leído su libro STRONG (os hablaré de él más en detalle porque me ha encantado) donde lo menciona pero no entra demasiado a hablar de ello, e invita a consultar a un médico, como suele hacer, siendo para mi, por ello, un ejemplo en estos temas.
Hay que decir a su favor, que Elsa, además de tener grandes conocimientos de nutrición y deporte, es una persona cautelosa a la hora de hablar de temas de dietas, bastante sensata y con sentido común, cosa que es de aplaudir en los tiempos que corren.
Asumamos que no somos Elsa Pataky (por desgracia), nuestro modo de vida no se parece demasiado al suyo (ni tenemos a Chris Hemsworth… es broma, es broma) y no tenemos sus conocimientos de nutrición. Así que voy a intentar explicaros en qué consiste el ayuno intermitente y cómo estoy empezando a practicarlo (nivel principiante) con un modo de vida como el de muchas de nosotras y sin poner en riesgo la salud.
¿Qué es el ayuno intermitente?
Ayunar es no comer de forma voluntaria. Los periodos de ayuno son las horas en las que no ingerimos alimentos, como hacemos todos nosotros mientras dormimos.
Simplificando mucho, cuando comemos almacenamos energía y cuando ayunamos, el cuerpo tira de la energía (o grasa) acumulada. Hasta aquí, nada nuevo.
Sin embargo, hoy en día, la forma de vida que llevamos, hace que casi nos pasemos el día ingeriendo alimentos y cada vez sea menor la horquilla de horas en las que no comemos, es decir, ayunamos. Podemos decir que nos pasamos el día comiendo.
El ayuno intermitente no es otra cosa que distribuir las comidas del día, de forma que cambiemos esas franjas horarias con unos patrones que han sido objeto de muchos estudios en los últimos años y que parecen tener muchos beneficios para la salud.
¿Qué tipos de ayuno intermitente existen?
Aunque existen infinidad de tipos de ayuno (incluso los de 24 horas) aquí sólo voy a hablar de los más sencillos y sobre los que me he informado muchísimo en estas semanas: El ayuno 12:12 y el ayuno 16:8.
El ayuno 12:12 consiste, como os imaginaréis en comer durante 12 horas y ayunar durante las otras 12.
Es el más sencillo para iniciarse y el que llevo probando tres días. Si por ejemplo dejáis de comer a las 21h y desayunáis a las 9, no parece tan difícil.
En mi caso, al desayunar a las 6:30, estoy haciendo la cena para terminar a las 18:30h, que es un poco más complicado, pero la verdad es que no me está costando tanto como creía. Durante esas horas, yo estoy bebiendo agua y procuro acostarme antes, así que, de momento, lo llevo muy bien.
Beneficios del ayuno intermitente
Aunque publicaré más post, el ayuno intermitente no busca sólo adelgazar.
Está claro que si hacemos una dieta sana, equilibrada y mantenemos los horarios, la pérdida de peso puede ser bastante, pero los beneficios son muchos más.
Según me contó la Dra. Vidales y cada vez más estudios internacionales (el último de ellos por el The New England Journal of Medicine) han puesto de manifiesto que los ayunos a partir de 12 horas aumentan los cuerpos cetónicos que, además de ser una fuente de energía, regulan los niveles de glucosa, facilitan la pérdida de grasa (sobre todo abdominal) sin perder masa muscular, ayudan a regular la tensión arterial, mejoran la función del corazón y aumentan la resistencia al ejercicio físico, y la memoria, entre otros.
Además, las células responden mejor para reparar el ADN, la inflamación, aumentan la respuesta antioxidante y se regeneran mejor.
Se están viendo estudios que lo recomiendan cómo hábito en la población sana y adulta e incluso para ayudar en algunas enfermedades como la diabetes tipo II, pero no obstante, siempre hay que consultar a un médico.
Aclaración: el ayuno intermitente no consiste en comer todo lo que se quiera sin control durante 12 horas y ayunar durante otras 12. De esta forma, no sé si obtienes algunos beneficios pero no es saludable. La idea es realizar una dieta sana, mediterránea, con sentido común y avalada por un médico y, además, tener en cuenta las franjas horarias en las que se ingieren o dejan de ingerir alimentos.
Mi opinión sobre el Ayuno Intermitente o fasting
Cómo os decía estoy empezando por la opción más sencilla, el ayuno 12:12 y de momento llevando una dieta normal, equilibrada pero sin grandes cambios, para empezar a acostumbrarme (y en tres días ya noto más flojos los vaqueros después de los excesos navideños).
Creo que, según todos los estudios serios que he leído, se trata de un hábito que puede ser maravilloso para la salud, pero que no se debe hacer sin saber, sino teniendo cuidado y llevarlo a cabo dentro de una vida de hábitos saludables. Aunque el de 12:12 es bastante sencillo, en ayunos como los de 16:8 hay que tener en cuenta qué es lo que se come tras el ayuno, y cómo repartir los nutrientes a lo largo de esas 8 horas (en los próximos post os contaré más).
En los próximos días os contaré cómo ir adaptando la dieta para hacerlo todo correctamente y aprovechar al máximo los beneficios, y cuando esté lista, intentaré pasar al de 16:8 sólo si veo que soy capaz.
Si os interesa el tema estad atentas que tengo muchas novedades 😉
Os dejo algunos estudios / artículos en los que se habla de estos beneficios, pero os iré contando más:
- Early Time-Restricted Feeding Improves Insulin Sensitivity, Blood Pressure, and Oxidative Stress Even without Weight Loss in Men with Prediabetes
- Randomized cross-over trial of short-term water-only fasting: metabolic and cardiovascular consequences.
- Safety, health improvement and well-being during a 4 to 21-day fasting period in an observational study including 1422 subjects
- Intermittent fasting: Surprising update (Harvard)
Y tengo que agradecer, por supuesto, su ayuda a la Dra. Vidales Jefa del servicio de Nutrición y Corporal de ASISA, experta en Nutrición, en Trastornos del Comportamiento Alimentario, Antiaging & Medicina Biológica, y a la que seguro que conocéis por sus colaboraciones en TV1, A3, T5, TELEMADRID, CANAL COCINA o sus libros de nutrición (podéis verlos aquí).