Día 31 de diciembre de 2016. 6 de la mañana.
Un año más toca mirar atrás y echar un vistazo a otro año cuanto menos, trepidante.
Si «resiliencia» fue la palabra que resumió 2015, creo que la de 2016 fue «cambio«. Un año intenso, como pocos.
Aún no habíamos despedido el mes de enero cuando una llamada me despertaba en mitad de la noche para decirme que mi padre había sufrido un infarto fulminante. Sin saber cómo, me llevaban a una sala de espera donde nos esperaba el peor de los pronósticos… no había esperanza.
Sin embargo, un corazón tan grande, tan bueno y esa fuerza que tenemos en esta familia, que nos impide rendirnos y nos motiva a luchar hasta el final… hacían que milagrosamente la vida nos regalara «otra vida extra» a su lado.
Aún estando en la sala de espera de aquella UCI, ya fuera de peligro, 2016 me avisaba de su intensidad.
Sin tener aún el alta, recibía una invitación para conocer a Gerard Butler y pocos días después, subía a un escenario a recoger Premio al Mejor Blog de Tecnología para niños, de Madresfera. Creo que uno de los momentos más especiales de todo el año fue entrar con el premio en la UCI y poder mostrárselo al hombre, aún convaleciente, que me enseñó todo lo que sé de tecnología y para quien aquel premio significaba casi tanto como para mi.
Pero como os digo, 2016 ha sido un año de cambios, de todo tipo pero, sobre todo, a nivel personal.
Empezaba el año con una lista de propósitos que comenzaban, con la palabra «Yo». El objetivo del año era volver a mirarme, a pensar en mi, a crecer como persona y, a pesar de los daños que me ha supuesto, puedo presumir de haberlo conseguido. Y quiero empezar mirando a 2017 sin miedo, con una gran sonrisa. Bueno, con algo de miedo, pero una gran sonrisa. Estoy lista… o casi.
Si hay algo por lo que recordaré siempre este 2016 es porque fue el año que por fin pude conocer Silicon Valley.
Si 2015 terminaba cumpliendo un sueño con aquel viaje a San Francisco de la mano de Pixar, que cambió mi vida, 2016 hacía mi gran sueño realidad: ir a Silicon Valley y hacerlo, además, invitada por Google.
Conocer las oficinas de Google, compartir experiencias con las 75 personas de todo el mundo allí reunidas, aquella inolvidable mañana de running por la bahía de San Francisco, y sobre todo aprender de una empresa como Google… y descubrir que tengo una hermana gemela que vive en Dallas… 😉
Os prometo que aún tengo que pellizcarme para creer que ha sido verdad. Nunca lo olvidaré.
Pero, a poco que me conozcáis, sabéis que si hay un rincón del planeta que me da todo, es París.
Y 2016 me ha regalado varias visitas a la ciudad de la luz, con empresas como L ´Oreal Paris, Disney e incluso la propia oficina de turismo de París…
Ayer se cumplía solo un mes de aquel amanecer a los pies de la Torre Eiffel… un sueño que yo misma me atreví a imaginar y que me atreví a cumplir…
Otro año más he vuelto a Londres y lo he hecho invitada por Amazon… dios mío… no puede molar más leerlo…
Otra sesión de running inolvidable escuchando Jersey Girl por las calles de Londres que convirtió ya casi en una pequeña tradición lo de madrugar en cada viaje y recorrer cada ciudad acompañada por la música de Springsteen. Creedme si os digo que esos kilómetros (en Londres, San Francisco, Paris) se convierten en recuerdos difíciles de olvidar.
Hubo más viajes y todos especiales. Unos días de relax en Cascais o la posibilidad de dormir en el desierto con mis «dos Marías» y el equipo de Cinfa…
Y por supuesto, mi Asturias del alma. A la que cada año necesito más y donde está mi esencia, mi gente, mi Cantábrico… cuanto hemos hablado tú y yo este año…
Ha sido el escenario de mis primeras carreras, de mis primeras derrotas, de mis primeros éxitos y sobre todo, el lugar donde he pensado, he reído, he llorado y a donde estoy deseando volver cada día.
Otro de mis propósitos para 2016 era crecer y formarme y jamás soñé, hacerlo tanto y en mejores sitios.
Otra de las cosas por las que recordaré 2016 ha sido la posibilidad de poder ser alumna del Executive Program in Internet of Things y tener la posibilidad de aprender de mano de los mejores profesionales del país sobre Realidad Virtual y aumentada, robótica, drones, y todo un universo en el que quiero seguir creciendo en 2017.
Ha sido duro «arañar» 6 horas cada viernes y 4 cada sábado durante meses de una agenda que (qué os voy a contar…) parecía imposible sacar un minuto.
En cualquier caso, han sido muchas horas dedicadas a la formación, como alumna y como profe… y eso, para mi, es un verdadero lujo.
2016 también me ha dado la posibilidad de seguir impartiendo charlas y talleres en la universidad, en Telefónica,… y de volver a la tele, a la radio e incluso terminar el año teniendo mi propia sección de belleza en Radio Internacional... más sueños hechos realidad…
Otra de las consecuencias de este cambio, de ese susto del que os hablaba al principio y de la necesidad de encontrarme a mi misma, ha sido empezar a dar mis primeros pasos en el mundo del running.
Y de nuevo Disney (¿quién si no?) hacía el sueño realidad. Y de la manera más mágica y especial que podría haber soñado.
Correr mi primera carrera de 5k por las calles de Disneyland Paris, horas antes de la apertura del parque y disfrutar de lo que poco a poco se iría convirtiendo en algo sin lo que no puedo vivir. Nunca lo olvidaré.
Y aquí estoy, a pocas horas de correr mi primera San Silvestre, 12 días después de haber corrido 11 kilométros por montaña, y descubriendo cada mañana que soy capaz, que pese a las dificultades (físicas y mentales) que me bloquean muchas veces, consigo volver a empezar y demostrarme a mi misma que soy capaz… y eso ya es mucho.
Y no sería honesta si no mencionara a Brad… jajaja… a Brad Pitt.
Esos cinco minutos en los que… madre mía,… se me acercó tres veces, cogió mi móvil y nos hicimos fotos, son algo más que una anécdota para mi. Además de llevar 20 años soñando con ESE momento, significan muchas cosas: el pensar, creer, estar convencida, de que LOS SUEÑOS SE CUMPLEN.
Por supuesto, pese a que me guste bromear con ello, conocer unos minutos a Brad Pitt no es, ni de lejos, lo más importante del año, pero sí un broche perfecto a un año que me ha dado y me ha enseñado tanto.
Acabo, como quien dice, de soplar las velas de mi 43 cumpleaños.
Y miro atrás este 2016 y veo que he crecido, que me he hecho más fuerte, pero sobre todo que, pese a todo, he tenido mucha suerte.
Mucha suerte de haber vivido. Mucha suerte de haber crecido. De seguir aquí, con ilusión y ganas.
Pero, sobre todo, mucha suerte de haber tenido a mi lado y de haberme cruzado con gente maravillosa que ha hecho que de verdad, TODO haya merecido la pena.
Y sois vosotros que cada mañana seguís acudiendo al a cita y me leéis, a todos los que sabéis levantarme cuando los ánimos caen, a todos los que escucháis, a los que decís lo que hay que decir en cada momento, a los que tenéis la paciencia de seguir esperando ese café pendiente y comprendéis que a veces (demasiadas) soy incapaz de sacar tiempo para contestar a ese whatssapp o a ese email… Sois lo mejor de 2016. Tanto que ahora mismo empiezo a escribir otro post para daros las gracias.
Y solo me queda decir HOLA a 2017.
Porque si «resiliencia» fue la palabra del 2015, «cambio» la del 2016… la del 2017 será «valentía».
Así que, querido 2017… estoy lista. Pasa sin llamar.