Si hay algo que me saca de quicio en este mundo es la falta de sentido común (bueno, y también las injusticias, pero eso ahora no viene a cuento…).
Y tal vez por ello, no acabo de entender la doble moral que muchas veces inunda el mundo de la belleza.
Me entristece ver cómo después de campañas que tratan de concienciarnos sobre los peligros de al anorexia y defienden la belleza saludable por encima de todo, basta con cambiar de canal de televisión para asistir en directo al «despelleje» de una famosa porque ha pasado de una talla 36 a una 38… y conseguir además, que este tema se convierta en viral.
Me entristece ver que la mayoría de las portadas de revistas utilizan los términos «curvy» o «belleza real» (mal utilizados a mi juicio para hablar de quienes tienen unos kilos de más…) como arma de venta y después descubres que en su interior no aparece ninguna modelo a la que le sobre un solo átomo de grasa.
En los últimos años, escuchamos más de 10 veces al día la frase de «hay que ser tolerante» pero se utiliza siempre referida a defender alguna causa minoritaria, a alguna causa más complicada… después, en la vida real, o cuando el motivo no causa la suficiente polémica, no somos tolerantes.
Pienso que no se puede pedir ni exigir tolerancia en las grandes ocasiones y luego no saber ser tolerante con la vecina de al lado.
Todo este rollo que os estoy contando viene al hilo de la última polémica (no sé como de real) que está dando la vuelta a internet.
Todo surgió de Nikkie, una youtuber americana que decidió protestar contra todo el que la criticaba por utilizar el maquillaje para verse mejor.
Lo hizo creando el movimiento #ThePowerOfMakeup que ya se ha convertido en fenómeno viral y al que muchas blogueras se están uniendo subiendo fotos con media cara maquillada y la otra no.
Todo lo que sea elevar la voz para reivindicar el derecho a maquillarse y a ocultar defectos a través de la cosmética me parecerá bien, aunque la verdad nunca pensé que alguien llegara a criticar por estos temas…
En este sentido sabéis de sobra que soy muy de la forma de entender el maquillaje de Bobbi Brown, y de su movimiento Pretty Powerful que trata de sacar lo mejor de cada rostro con maquillaje muy natural, pero me parece genial que quien decida ir muy maquillada lo haga, por supuestísimo.
En cualquier caso suscribo la idea de Nikkie en general. Está muy bien eso de decir que seas tu misma, que no te maquilles, que te muestres como eres, pero no nos engañemos, si un poquito de maquillaje te hace sentir mejor o a ocultar algún defecto ¿a quién le puede molestar?