El tónico es uno de los productos de belleza más cuestionados.
Mientras que muchas mujeres se lanzan a alabar sus bondades, otras declaran que es un paso totalmente prescindible dentro de cualquier ritual de belleza.
La respuesta está, como siempre, en un «depende».
Yo he tenido épocas de mi vida en las que no he podido vivir sin tónico y otras en las que lo he dejado aparcado en un rincón sin echarlo de menos.
Personalmente me gusta utilizar tónico, cuando veo que mi piel lo necesita, como transición entre la limpieza facial y el tratamiento porque deja la piel más preparada y no se mezcla la leche limpiadora con la crema de noche por ejemplo (aunque cuando utilizo agua micelar no tengo este problema, también es verdad).
Pero si hay un caso en el que el tónico se hace más necesario que nunca, sobre todo como paso intermedio entre limpieza y tratamiento o maquillaje, es en las pieles grasas.
Mi último descubrimiento en este sentido, probado en mi piel (seca) y en piel grasa es THE TONIC & THE OIL ABSORBING TONIC de La Mer.
Además de tener una textura muy agradable, cumple lo que promete: mantener la piel fresca y libre de brillos durante todo el día.
Además, a largo plazo promete controlar la grasa, las impurezas y evitar la aparición de granitos.
Es apto, como os digo para pieles normales, mistas o grasas y se aplica con la ayuda de un algodón (admito que en los meses de calor me gusta aplicarlo directamente con las yemas de los dedos).
Se puede aplicar mañana y noche.
No sé el precio exacto pero ronda los 70 euros.