Querido San Valentín,
Como cada año, te escribo para recordarte que soy de las pocas que no celebro tu onomástica.
Y no te lo tomes a mal, pero no me gustan los regalos de obligado color rojo, los ositos, los corazones, ni los lazos. Los bombones me gustan, ya lo sabes (demasiado que diría mi madre…), pero con estas cosas de la operación bikini, casi me lo tomaría como una ofensa…
Adoro las flores y, aunque me gustan más las hortensias, una rosa siempre es bienvenida. Bueno, siempre… menos el 14 de febrero. No sé por qué, pero me emociona más cualquier otro día.
Quiero que sepas que, pese a todo, este año he sido buena.
No sé si compartes información con los demás destinatarios de mis cartas (como los Reyes Magos de Oriente) pero creo que nunca está de más que te acuerdes de los que nos hemos portado bien.
Sabes que soy de ese tipo de personas que vive y deja vivir, que intento ir por la vida sin molestar a los demás y a las que le cuesta, debe ser por pereza, hacer daño a nadie.
También sabrás (y si no te lo digo yo…) que esto de estar sin dormir una noche de un tirón tantísimos años, acaba pareciéndose a la peor de las torturas y cosas así, tienen que tener su premio. No me digas que no.
No te puedo pedir nada relacionado con la cosmética, aunque quisiera. Creo que mi marido acabaría pidiendo el divorcio si invado aún más su espacio en el baño.
Así que si consideras que me merezco un detalle, quiero pedirte alguna cosilla que puede parece difícil, pero no más que pasearte tan ligero de ropa con estos fríos siberianos y sobrevolar la ciudad con un arco y una flecha.
Me gustaría que me regalaras un poco de tiempo.
Tampoco hace falta que me traigas los 30 días que sueño con sacar de ventaja al resto de la humanidad.
Me vale con que pares los relojes un par de días y mientras el resto del planeta queda congelado e inmóvil, yo aprovecho para sacar trabajo pendiente.. sea tecnológico o tareas del hogar, da lo mismo.
No me importaría recibir de regalo una cajita que contenga algunas horas de sueño.
Dormir tan poco me está pasando factura y no puede ser…
No recuerdo si tú eres de los que tienes ayudantes, pajes o duendes de esos que os echan una mano a vosotros los seres mágicos, pero si es así, podías dejar a uno de ellos por mi casa para sorprenderme por las mañanas al ver la ropa planchada, los desarrollos en html terminados o el desayuno de los niños listo en plan take away…
Y tanto si decides traerme estos regalos o no, te pido salud para los míos y que todo siga funcionando igual de bien que hasta ahora y que para mí y los míos sea siempre 14 de febrero…
No te pido nada más.
Aprovecho para enviarte un saludo y sugerirte que le pidas a tu jefe que te ponga un pasamontañas y un abrigo aunque sea de Primark, porque es una locura que pases tanto frío… y ahora cualquiera pide la baja.
Cuidate mucho y reparte mucho amor y cariño, que buena falta hace.
Atentamente,
Susana