Llevo días recibiendo mensajes de algunas de vosotras pidiéndome que os cuente como voy avanzando en el mundo del running.
Desde aquel post que tanto me costó escribir, donde os contaba mis inicios (y sobre todo mis «fracasos» y «remontadas«) en este deporte, os he ido contando mi día a día en Instagram y sois muchas las que me habéis confesado que os he contagiado un poco de esta fiebre y que necesitáis más «consejos de principiante» para seguir motivadas.
Como dije en su día, os cuento esto con la condición de que toméis como lo que es, únicamente mi experiencia personal, de aficionada y recordandoos que navegando por internet podéis encontrar consejos más profesionales y de mayor calidad que los míos.
Si aquel post lo escribía en un avión camino de Silicon Valley, las que me seguís en redes sociales sabéis que las zapatillas volaron después conmigo a Londres, varias veces a París y a varios puntos de España.
En estos viajes la ropa de deporte volvió a ocupar más espacio en la maleta de mano que el neceser o los tacones y, gracias a ello, encontré una nueva forma de turismo, cuando la agenda de trabajo es tan apretada, que la única forma de ver una ciudad es a golpe de madrugón y saliendo a correr a horas intempestivas.
Además, para hacerlo más especial, he decidido crear recuerdos de cada carrera por ciudades del mundo, y como apenas puedo hacer fotos, opto por guardar recuerdos en la memoria y asociarlos a una canción, casi siempre de Springsteen, que para correr es lo que más me motiva.
Londres lo recorrí escuchando Jersey Girl y París… París siempre sonará a Thunder Road, que además fue la canción que escuché viendo amanecer a los pies de la Torre Eiffel a 2 grados bajo cero después de los primeros 4km… y que nunca olvidaré.
Pero más allá de los viajes, mi reto personal en 2016 era terminar corriendo mi primera San Silvestre… y estoy orgullosa de poder decir que lo cumplí.
12 días antes quise colaborar con un proyecto solidario y participé en la carrera Zancada Solidarias organizada por Adchoyo… mis primeros 11k, y la primera vez en mi vida que corría por montaña (sí, la primera vez fue el día de la carrera, no me digáis que no soy valiente)… y ya os conté en Instagram que quedé la última… LA ÚLTIMA… Jajaja… podéis reiros. La última de los 200 participantes.
A ver… bien es cierto que, consciente de que correr por el monte, con tanto barro no era lo mío, me lo tomé con calma, me paré a saludar y a hablar con los vecinos de Hoyo que estaban haciendo fotos, o animando, y que hice parte caminando para no acabar con esguince y arriesgarme a no poder correr la San Silvestre, que era mi meta de 2016.
Mereció la pena por el fin solidario y por el entorno y la gente, y, como dije en su día, me parece que tiene mucho más glamour quedar la última que la antepenúltima, jajaja…. y que además, eso de «la última» me parece un comienzo estupendo para mi biografía cuando algún día la escriba después de subir a un podium o de alguna charla sobre «superación personal», jajaja… creo que si a Steve Jobs lo echaron de Apple y a Einstein le suspendieron matemáticas, me parece un inicio divertidísimo empezar contando esto, y no me da NINGUNA vergüenza… sabéis que pienso que el que realmente pierde la carrera es que se queda en casa y no lo intenta, así que vergüenza ninguna… 😉
La San Silvestre ya fue otra cosa y pese a que lo tomé con calma, corrí con amigas, sin parar en ningún momento pero sin ninguna prisa ni mirar tiempos, y conseguí terminarla sin demasiado esfuerzo (y quedé más o menos por la mitad, la 19.000 de 40.000 participantes… que aquí no podía ser última o salía en el telediario y tampoco era plan, jajaja…). Solo me importaba superar mi reto personal, el hecho de empezar 2016 sin ser capaz de correr 100m sin ponerme azul, y terminarlo haciendo 10k por las calles de Madrid, del tirón y sin más objetivo que disfrutar de la mítica carrera vallecana.
Hace unas semanas cometí la locura de apuntarme a la Media Maratón de Madrid, el día 23 de abril.
Antes de que creáis que estoy loca y me gritéis que no haga locuras, que no fuerce y que tenga cuidado con las lesiones, dejadme que os explique… En esta locura de running en la que vivo inmersa, como en el resto de aspectos de la vida, necesito retos grandes. Necesito proponerme algo que creo que no seré capaz. Un sueño inalcanzable.
Y ello me motiva a seguir corriendo, a esforzarme, a no abandonar, pero OJO siempre siendo consciente de que el sueño me queda grande y que soy lo bastante indulgente conmigo misma, como para saber que si no llego, que si no puedo, que si no la termino, o no la empiezo, no pasará absolutamente NADA… porque se trata de disfrutar y llevo poco tiempo en esto y no hay prisa… pero ya me conocéis. Entrenaré hasta el día antes al máximo y ya veremos… 😉
De hecho acabo de saber que en octubre hay una Media Maratón de Mujeres en Madrid y probablemente esa sea la que de verdad tenga que hacer.
Por lo demás, sigo entrenando cuando los viajes, la agenda de trabajo, la familia y la cabeza me lo permiten. He tenido bajones como todo el mundo, pero siempre, siempre, siempre me levanto y lo vuelvo a intentar. Y siempre sonriendo. Porque esa sigue siendo la clave y lo único que persigo es seguir disfrutando de esto, sin lesionarme y poco a poco.
Estoy siguiendo (no al pie de la letra, lo admito) un plan de entrenamiento a base de correr 3 o 4 días por semana (algunas semanas corro dos días y algunas ni eso) haciendo un mínimo de 6km y un máximo de 12 el día que puedo y me estoy apuntando a carreras de 10k que me «obliguen» un poco a no bajar la guardia.
Por supuesto, si un día no puedo, no me veo bien, tengo algún dolor o simplemente no me apetece, descanso. Que para mi lo importante es no lesionarme y poder seguir disfrutando de este deporte que tantas cosas me está dando.
Como muchas me lo habéis pedido, os dejo una página donde iré actualizando las carreras a las que me voy apuntando.
Podéis verlas aquí y por favor, avisadme si vais a alguna de ellas. Me encantará saludaros.
