Como os decía en el post anterior sobre la presentación de ghd Pink Cherry Blossom, da la impresión de que Elsa Pataky pone en este proyecto solidario algo más que su imagen.
Durante la presentación en el Casino de Madrid, pudimos ver por primera vez a Elsa tras ser mamá.
Tan guapa y tan perfecta como siempre.
– «¿Tiene un poco de barriguita?» – preguntaban algunos periodistas que intentaban sin conseguirlo encontrar algún atisbo de que esta mujer acababa de ser mamá.
Nada. Absolutamente perfecta.
Pero lo que más me gustó fue su sinceridad. Al igual que Paula Echevarría, se agradece cuando no te intentan convencer de que comen de todo, se tumban en un sofá, pero no engordan un gramo.
Elsa nos contó que hasta el día antes de dar a luz estuvo en el gimnasio y que se ha privado de muchísimos caprichos.
En cuanto los médicos le dejaron volvió a hacer yoga y a dar largas caminatas con su bebé para empezar a sentirse bien.
Ella vive de su imagen y tiene que hacer más esfuerzos por estar bien y sentirse bien.
Lució un vestido precioso con estampado geométrico de Missoni de la próxima colección otoño-invierno, zapatos Ursula Mascaró, joyas Links of London y un maquillaje natural.
Parecía que los ojos iban perfilados en color ciruela y los labios en un rosa con toque dorado.
Las uñas en color gris oscuro metalizado (no las pude ver de cerca) y el pelo un poquito más claro.
Mucha genética, como ella misma dijo, pero también con esfuerzo.
Lo mejor para mí fue ver la simpatía que demostró cuando por ejemplo le preguntaron, si al ser tan solidaria estaría dispuesta a compartir a su marido, su dulzura y el brillo que desprendían sus ojos cuando se hablaba de la gran aportación a la lucha contra el cáncer de ghd, Sandra Ibarra o el Dr. Baselga de FERO.
Un diez para Elsa y sobre todo para su colaboración como embajadora solidaria de ghd Pink Cherry Blossom.