Si había algo de lo que presumía hace años era de dormir bien.
Y dormir bien, es una de esas cosas de las que te acuerdas únicamente cuando dejas de hacerlo.
Convertirte en madre supone siempre una privación de sueño que (que nadie os engañe) no acaba nunca.
Pero septiembre es una de las épocas que más insomino provoca y tiene todo el sentido del mundo.
Las horas de luz hacen difícil acostarse a una hora decente y además, el desbarajuste horario que han supuesto las vacaciones, hacen que los horarios traten de estirarse al máximo (como si al acostarnos estuviéramos desperdiciando horas de verano…).
Pero además, se trata del mes de la vuelta al cole, de la vuelta al trabajo, de la vuelta a la rutina yo los quehaceres diarios se multiplican no sabéis cómo.
Yo misma me sorprendía esta mañana haciendo listas de cosas por hacer, por comprar, por cocinar o por planificar a las 5 de la mañana y bromeaba sobre ello en Instagram:
Hace días recibía una nota de prensa sobre la amapola californiana, una planta de la que nunca había leído nada y que parece tener efectos estupendos para paliar el insomnio, tanto en la fase conciliación como en la fase de sueño profundo.
Se trata de un tratamiento de fitoterapia que ya se utiliza en España como ansiolítico para combatir el estrés y reducir el nerviosismo.
No produce dependencia y no tiene efectos secundarios (aunque yo soy partidaria de siempre consultar a un médico o farmacéutico antes de tomar nada).
Dicen que se utiliza en programas de deshabituación de ansiolíticos, permitiendo disminuir su dosis y que también se utiliza para el tratamiento de los estados neurotónicos (nerviosismo, irritación), especialmente en trastornos del sueño (insomnio).
La de Arkocápsulas se toma 1 cápsula en desayuno, comida y cena, con un gran vaso de agua.
Precio del envase de 50 cápsulas: 7,90 euros