Siempre ha existido algo que me fascina en las mujeres de más de 40 años y creo que es la serenidad que me transmiten.
Desde que el año pasado cambié de década, he observado cambios bastante interesantes en mi manera de ver y sobre todo, de afrontar la vida.
Con tu vida profesional ya encaminada, con los niños lo suficientemente mayores para poder disfrutar con ellos de cada instante, y lo suficientemente pequeños para sacarte una sonrisa y enternecer tu corazón cada media hora, es tiempo de aprender a relajarse y a disfrutar de las cosas más esenciales de la vida.
Una de las cosas que he introducido en mi vida, han sido por ejemplo, las velas.
Como en todo, hay velas y velas. Yo acabo de descubrir, gracias al regalo de una amiga, Zinzin, unas velas aromáticas que aseguran basarse en lo auténtico y lo esencial, y que evocan los viajes, las historias, los recuerdos…
Se trata de una empresa fundada en Madrid y que aúna dos cosas: un diseño elegante y, a la vez, sencillo, con aromas deliciosos y evocadores.
Pero además, se trata de velas artesanas que requieren más de dos meses de elaboración y a base de materiales 100% naturales.
El mimo y cuidado de su proceso, hace que únicamente tengan 7 aromas.
* Hierba Cortada, uno de mis favoritos, capaz de trasladarme a los campos de Asturias.
* Rosas Rojas, romántico y tierno.
* Flor de Mangolio, un aroma suave y la inspiración del árbol más bonito.
* Pimienta negra, para una experiencia relajante
* Clavo de Zanzíbar, atrevido, intenso.
* Canela y Naranja, un aroma más cálido para días como hoy.
* Olibanum que recuerda al incienso con esencia de flor de azahar que nos traslada a los desiertos de Omán.
Como veis, son pocos pero muy bien elegidos.
¿A quién no le apetece volver a casa después de un día lluvioso y disfrutar de la calidez de estas velas?
Podéis ver los precios y los puntos de venta, en la web de Zinzin